miércoles, 14 de julio de 2021

DECLIVE

Vivimos una etapa de declive social tan marcado, que ya no existen normas de respeto, cuidado y consideración para nada, ni para nadie. Todo se iguala para abajo y la degradación general es tal, que cualquiera ocupa lugares en los medios masivos con el sólo mérito de ser irreverente, insolente y deslenguado, porque los que digitan los armados de distintos programas o equipos de trabajo, creen que eso es llamativo o cautivador para cierto público. Más allá de gustos y pareceres, que personajes de calañas tóxicas, hirientes y agresivas, advenedizos a la mala fama, ocupen espacios en distintos medios televisivos, radiales y cibernéticos, intentando trascender por su supuesto descaro y grosero accionar, da la pauta de lo bajo que han caído ciertas empresas periodísticas, corporaciones mediáticas y productoras artísticas. Darle espacio y entidad a gente que hace de la ofensa y la blasfemia, un estilo de comunicación, es descender a lugares indignos, repulsivos y despreciables, tanto como los protagonistas que llevan a cabo esos roles. Cuando alguien basa su trabajo en la burla, el menosprecio, la repulsa, la subestimación y la mala educación, no hace otra cosa que exponer sus limitaciones profesionales, la falta de formación intelectual y la impertinencia que sobrelleva en sus entrañas. Vaya a saber uno qué cargas emocionales y miserias existenciales llevan adentro para volcar en otros, tanto aborrecimiento y antipatía explícita. Existen algunos personajes, masculinos y femeninos, que dan vergüenza ajena. En fin… nada de lo que uno opine o escriba, va a modificar la esencia de sus deplorables almas y lacerantes espíritus, solo queda la sana elección de evitar verlos y escucharlos, cada vez que asoman en algún medio gráfico, radial o televisivo. Depende de cada uno.

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