MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
La esperanza y la desesperanza son dos estados de ánimo que se oponen entre sí. La desesperanza es una sensación deficiente que nos puede producir dolencias, trastornos y laceraciones anímicas. La esperanza es un sentimiento positivo que nos permite mirar hacia el futuro con optimismo, aliento y entusiasmo. La cruda realidad que nos circunda me tiene entre medio de las dos percepciones. Hago el esfuerzo por quedarme en la esperanza, pero por momentos, la desesperanza me aprisiona e inmoviliza. Aunque la segunda se empecine en escalar, tataré de seguir con la primera, a pesar de todo.
Hay momentos y momentos en la vida... momentos en los que necesitamos buscar diferentes horizontes, momentos de ampliar el radar y volar, momentos de apaciguar las ideas y replantearse el camino, momentos de experimentar para encontrar y de arriesgar para concretar, momentos de desafíos, momentos de superaciones, momentos de bienvenidas y, también, de partidas, momentos de priorizar lo que se siente y otros momentos de saber lo que se puede... En fin... la vida en sí misma son momentos, y está en cada uno decidir el que toca atravesar con sus riesgos y sus conveniencias, con sus incertidumbres y sus aciertos, con sus tristezas y sus alegrías. Todo nuevo inicio de año es una buena excusa para dilucidar qué momento de nuestra historia queremos vivir. Es cuestión de decisión.
Duele ser testigo de la decadencia social generalizada, la burla al intelecto, el menosprecio al esfuerzo, la desvalorización a los bienintencionados, a los decorosos, a los íntegros, la desconsideración hacia los que trabajan decentemente y la sobrevaloración a los que intentan especular con el menor esfuerzo. Lastima sentirse inmerso en una época con valores trastocados, que vapulea la educación y la salud, fustiga la cultura, maltrata la música, hostiga la actuación y subestima el arte en general. Incomoda formar parte de un esquema que, en vez de apuntalar la honradez, fomenta la indecencia. Agravia padecer el deterioro económico de millones de personas frente al provecho enriquecido de algunos pocos bandoleros financieros. En fin... no queda más que afrontar la vida como se presenta, pero hay momentos donde uno se abruma, se agobia y se auto percibe fuera del sistema perverso y desalmado.