MOTIVO

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sábado, 20 de mayo de 2023

FIEL A MIS PRINCIPIOS Y CONVICCIONES

Desde hace mucho tiempo soy bastante crítico de la conducción mercantil y especulativa por parte de algunos responsables que digitan y deciden sobre el manejo de la industria de la música a nivel nacional e internacional. Ciertos personajes que se auto erigen ‘patronos’ de todo lo que el mundo musical internacional debe consumir masivamente, han creado una cerrada cofradía inescrutable que pareciera ser la que determina todo lo referente a qué artistas son los que deben difundirse, cuáles los que merecen trascender y tienen que sobresalir. Han encontrado una manera casi inquebrantable para no poder modificar este pesaroso y lúgubre paradigma, ya que se escudan en la imposición doctrinaria de hacer creer que “es lo que la gente escucha”. No, no es así. Es muy complejo el tema y da para desarrollarlo más extensivamente y en detalle, pero no voy a hacer una editorial de esto, sino, simplemente, expresar mi opinión, acotada, como artista y también como oyente y espectador. El público elige y escucha lo que quiere escuchar, sí, pero si el sistema entero está al servicio de un determinado rubro o segmento, es inevitable que esa fracción sea la más propalada. Soy partícipe del apoyo al amplio abanico musical existente y me gusta que todos tengamos posibilidades y oportunidades de dar a conocer nuestro trabajo, pero cuando ese principio queda limitado a un sector minúsculo de artistas, la cosa cambia y se transforma en algo absolutista y despótico. Quizás quede solo en este reclamo, porque, lamentablemente, existe mucho “caretaje” y hay demasiados obsecuentes al sistema impuesto. Pocos se animan a pregonar esto públicamente, debido al temor que les provoca suponer represalias por parte de los que hoy ostentan el poder en la industria, pero como no le debo nada a nadie y tampoco me interesan los falsos mesías de la producción, ni los “genios” del marketing cibernético, ni los “popes” del negocio musical, lo expongo y lo evidencio. Asumo la responsabilidad de quedar marginado del ámbito que nos agrupa y concentra, mucho más ahora, que tengo un nuevo disco, pero prefiero seguir siendo fiel a mis principios y convicciones, exteriorizando lo que pienso y siento. En definitiva, sabemos que la música es entretenimiento y también, un ‘instrumento’ comercial, pero fundamentalmente, la música es cultura y si la dejamos de lado por el solo hecho de priorizar lo económico, terminaremos todos denigrados, no solo por la mediocridad, sino, también, por la cobardía y mezquindad artística.

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