
Que cada uno piense, crea y exprese lo que quiere está muy bien porque esas son propiedades esenciales de la Democracia; Ahora cuando lo que piensan, dicen y creen son proyecciones que atentan contra la Democracia, eso ya es despreciable, infame y execrable. Aquellos que van detrás de los medios periodísticos que generan el clima golpista, más los que manejan el dólar, queriendo elevarlo día a día hasta que llegue al Monte Everest, más los que odian ideologías, personas y cualquier cosa que contradiga sus propósitos, más los ciudadanos que proclaman decisiones disparatadas e incongruentes, más los personajes televisivos que viven incendiando la pantalla y las mentes de quienes son sus espectadores, más los miserables que pretenden que Argentina estalle en mil pedazos, se pueden ir profunda y definitivamente a las recalcadas caracolas de sus mares.
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