Cuando hace algunos años comencé
a proyectar en mi mente un disco con canciones de mi entrañable Leonardo Favio,
que después, con el desarrollo de la idea, se transformó en banda de sonido de
un espectáculo donde comparto con el público mis vivencias con él y que
finalmente, el año pasado, pude plasmar de manera discográfica y escénica, los
realicé motivado por mi profundo afecto y sincera admiración hacia su figura.
Suelo repetir en las entrevistas,
que mi intención no es concretar ni un tributo, ni un homenaje a Favio, sino
simplemente presentar mi reconocimiento público del entrañable cariño que le
tengo y fascinación por su obra artística.
Por suerte, pude cumplir mi sueño
de regalárselo en vida, que es la forma en que creo se deben llevar a cabo
estas evocaciones y guardar para siempre en mi corazón las tiernas palabras y bellos
conceptos que me obsequió al escuchar las canciones que grabé.
Su pérdida física es muy triste y
dolorosa para mí, porque además del amor que siempre sentí por él y su familia,
con su ida corporal también parten infinidad de vivencias personales a su lado,
momentos irrepetibles, situaciones inolvidables, circunstancias únicas de mi
vida.
Ya expresé mi sentir en una carta
que escribí el día de su fallecimiento y es público mi pesar por todo lo que ha
significado Leonardo en mi historia, pero además de ratificar una frase que
incluí en ese texto donde afirmo que “Favio no murió, sino todo lo contrario;
Favio nació como mito”, sumo a mi pensamiento la convicción de que su nombre y
figura vivirán por siempre en la gente, no solo por su obra cinematográfica y
musical propias, sino por todos los que mantendremos latentes sus temas,
poesías y composiciones.
Su hijo Nico, mi querido Nico, es
heredero natural de su talento y esencia, que seguramente incorporará para
siempre a su hermoso repertorio personal, las creaciones de su padre; la legión
de admiradores que Favio ha cosechado a lo largo de su carrera, se
transformarán muchos de ellos en prolongaciones artísticas con imitaciones y
tributos (tan de moda en la actualidad) y yo, desde mi lugar afectivo,
movilizado a través del cariño y la predilección que siempre sentí por él,
seguiré interpretando sus canciones, haciendo honor a su representatividad
artística y fundamentalmente a la querencia mutua que marcó mi destino.
Mi disco “FAVIO Y YO” es un sueño
hecho realidad con el que felizmente pude agasajarlo en vida y que de ahora en
más, recorrerá su camino por distintas latitudes con la fuerza de su imagen y
la dimensión de su personalidad.
El primer síntoma que recibo de
esto que menciono, es la portada de la inminente edición peruana editada por CD
Perú bajo el sello 11 y 6 Discos, que ha decidido modificar el arte original
del CD, retratando en tapa una fotografía de los dos que conlleva una carga
emotiva, no solo para mí evidentemente, sino para todo el que la percibe.
Gracias CD Perú. Gracias 11 y 6
Discos. Gracias Carlos Sánchez De La
Puente , Paco Espinoza y Belkys Torres Pretell por el apoyo y
la confianza depositada en esta producción. Y también gracias a Wong y Metro
por la enorme distribución en el Perú para que el disco llegue a todos los
puntos del país.
Y gracias Leonardo, por tu arte,
tu talento y tu cariño entrañable.