MOTIVO

Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)

lunes, 30 de septiembre de 2013

PATRICIA CASTELL... "SEORA DIRECTORA"... SEÑORA ACTRIZ


Ayer, domingo 29 de septiembre, falleció a los 87 años la actriz Patricia Castell, una mujer que interpretó muchos personajes en cine y televisión, que han quedado en la memoria y, seguramente, permanecerán en el recuerdo latente de muchas generaciones de argentinos. Si bien nunca realizó papeles protagónicos, su ductilidad y gran capacidad profesional, hizo que se destacara acentuadamente como ‘Amanda’ en “Me llaman Gorrión” con Beatriz Taibo, ‘Ernestina’ en “Malevo” con Rodolfo Bebán, ‘Delfina’ en “El Cuarteador”, también con Bebán, ‘Carmen’ en “Andrea Celeste” con Andrea Del Boca, ‘Célica Castellini’ en “Celeste”, también con Del Boca o la enérgica directora Ezcurra de “Señorita Maestra” con Cristina Lemercier.
Justamente, en "Señorita Maestra", a comienzos de 1983, que se transmitía por el entonces ATC (Canal 7), produciendo un gran suceso televisivo por aquellos años, fue donde la conocí, ya que allí se produjo mi debut televisivo como un muy jovencito maestro de música. Tengo latente aún el momento de grabar mi primera escena junto a ella y al querido Héctor Fernández Rubio, que personificaba al inolvidable ‘Efraín’, cobijando a sus “blancas palomitas” (así les decía a los pequeños alumnos de la escuela). Recuerdo que estaba muy inquieto y un poco nervioso por ser mi primera incursión en televisión, pero la contención de Héctor y la calidez de Patricia en ese momento, hicieron que ese puntapie inicial fuera simple, fluido y natural. Mi aparición en la telenovela era también la presentación del nuevo maestro de música a la rígida directora que interpretaba Patricia Castell y que el portero español del colegio, Efraín, con sus características bondadosas y cómplices, anunciaba de manera animosa para suavizar en parte la dureza de esa rectora a las que todos temían y que él, simpáticamente, llamaba "Seora Directora". La inexperiencia actoral de mis frescos 19 años, se cobijaron tras el respaldo afectuoso de la directora del ciclo, Marta Reguera, que también tenía fama de ser estricta y disciplinada a la hora de trabajar, pero que conmigo siempre fue afable y cordial, y la buena predisposición y bienvenida de Héctor y Patricia como 'anfitriones' artísticos del mundo televisivo.
Las primeras veces, en casi todos los aspectos de la vida, quedan marcadas a fuego en nuestra memoria y ésta, mi primera incursión como actor en televisión, se encuentra íntimamente vinculada a la afectiva Patricia Castell.
            
Su verdadero nombre era Amanda Ovidia Piramidani Padín, nacida el 25 de abril de 1926, en el barrio de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires. Su pasión por la actuación comenzó a desarrollarla intensamente en la década del ’40; Realizó trabajos en muchas películas de aquella época con gran repercusión como “Hay que casar a Paulina”, “Madame Sans Gene”, “Soy un infeliz”, “La serpiente de cascabel”, “Diez segundos”,  “El zorro pierde el pelo” y “La culpa la tuvo el otro”, entre otras.
La identificación masiva del público y su alta popularidad fue a través de las participaciones en telenovelas de gran éxito, donde los personajes que interpretaba, se destacaban por distintas particularidades que casi siempre eran acompañados por rasgos duros, ásperos y severos, que ella representaba con enorme capacidad actoral.
Algunas de las novelas que la tuvieron como integrante preponderante de los diversos elencos televisivos fueron “Amar al ladrón”, “Herencia de amor”, “El Oriental”, “Vendedoras de Lafayette”, “Antonella” y “Perla negra”, entre varias más.
Se desenvolvía con talento en el drama y también en la comedia, destacándose por ejemplo, en programas como “Novia de vacaciones”, “Stress” o “Alta Comedia”.
Tuvo muchas satisfacciones laborales que la hicieron ganadora de premios y condecoraciones a lo largo de su extensa trayectoria; la primera, la tuvo en 1948, cuando le dieron el premio revelación femenina por su actuación en “La calle grita” y la última, el año pasado, en 2012, con el Premio Podestá a la Trayectoria Honor
able, entregado por la Asociación Argentina de Actores y el Honorable Senado de la Nación.
 
Pienso, humildemente, que una de las cosas que debemos mantener es el respeto por nuestros mayores, la evocación por quienes nos han precedido y la valoración por los que marcaron un camino noble, honroso y considerado como el que desarrolló Patricia Castell, alejada de los escándalos (tan de moda en la actualidad) y con un muy bajo perfil que la engrandece mucho más aún.
Desde aquí, mi sencillo y afectuoso recuerdo junto a las condolencias para sus familiares y amigos.  

PATRICIA CASTELL - SUS TRABAJOS
CINE
“Hay que casar a Paulina” (1944)
“Madame San Gene” (1945)
“Soy un infeliz” (1946)
“La calle grita” (1948)
“La serpiente de cascabel” (1948)
“Diez segundos” (1949)
“El zorro pierde el pelo” (1950)
“La culpa la tuvo el otro” (1950)
“Sinfonía de juventud” (1955)
“Las apariencias engañan” (1958)
“Mi amigo Luis” (1972)
“La Madre María” (1974)
    
    
    
    
    
 
    
    
    
    
    
TELEVISIÓN
“Su comedia favorita” (1965)
“Me llaman Gorrión” (1972)
“Malevo” (1972)
“Amar al ladrón” (1974)
“No hace falta quererte” (1975)
“El gato” (1976)
“El Cuarteador” (1977)
“Novia de vacaciones” (1979)
“Andrea Celeste” (1979)
“Hola Pelusa” (1980)
“Llena de amor” (1980)
“Herencia de amor” (1981)
“El Oriental” (1982)
“Señorita Maestra” (1983)
“Libertad condicionada” (1985)
“El pulpo negro” (1985)
“Vendedoras de Lafayette” (1988)
“Stress” (1990)
“Chiquilina mía” (1991)
“Celeste” (1991)
“Antonella” (1992)
“Casi todo, casi nada” (1993)
“Alta Comedia” (1993)
“Perla Negra” (1994)
“Zíngara” (1996)
“Vulnerables” (1999)
“Campeones de la vida” (1999)
“Yago, pasión morena” (2001)
“Kachorra” (2002)
“Son amores” (2002-2004)
“Los secretos de papá” (2004)
“Sos mi vida” (2006)
"Valientes" (2009)
Me llaman Gorrión (1972)
Malevo (1972)
El Cuarteador (1977)
Andrea Celeste (1979)
El Oriental (1982)
Señorita Maestra (1983)
El Pulpo Negro (1985)

Stress (1990)
Antonella (1992)
Perla Negra (1994)
Zíngara (1996)
Yago, pasión morena (2001)
Kachorra (2002)

jueves, 19 de septiembre de 2013

LA ESENCIA Y LOS VALORES DE DARÍN


No soy crítico de televisión, ni crítico de nada ni nadie, solo soy un ciudadano argentino que tiene como profesión ser artista, más precisamente cantante, músico, y también productor, conductor, creativo… en fin, tengo la enorme dicha de hacer lo que me gusta y vivir de ello. Como ya he mencionado en algunas otras oportunidades aquí, este espacio cibernético, lo utilizo para despuntar el vicio de escribir y de paso, opinar y volcar mis pensamientos sobre sentimientos, recuerdos, vivencias propias, hechos y sucesos cotidianos que me sorprenden, conmueven y/o movilizan.
Hace dos noches, Ricardo Darín estuvo como único invitado en el programa “Animales sueltos” que conduce Alejandro Fantino y si bien muchas veces, cuando estoy en mi casa a la medianoche, entre otras cosas, veo un poco de tele y hago zapping, buscando algo que me entretenga o distraiga, el programa de América no es lo que más me atrae de la programación del canal, pero a veces lo espío de a ratos para ver qué invitados hay cuando lo realizan con varios asistentes y muchas otras, lo miro atentamente cuando le dedican el espacio completo a algún personaje que me interesa. Ricardo es uno de ellos y allí me quedé, observando y escuchando el reportaje personalizado.
Ricardo Darín-Florencia Bas-Ricardito 'Chino' Darín-
Verónica Suárez-Fabián Gianola-Adrián Suar-Orlando Netti
Eduardo Celasco-Ricardo Darín-Huberto Roviralta-
Fernando Lúpiz-Orlando Netti-Roberto Antier

Ángel Gari-Pepe Monje-Adrián Suar-Leonardo Sbaraglia-
Fabián Gianola-Carlos Evaristo-Orlando Netti-Diego Torres-
Ricardo Darín-Daniel Comba-Martín Carella
Además de admirarlo vastamente como actor, le tengo un enorme aprecio y una gran simpatía, ya que en una etapa de nuestras vidas hemos coincidido bastante y compartimos muchísimos momentos juntos con un gran grupo de otros amigos, actores en su mayoría, participando de partidos de fútbol, reuniones, casamientos, asados, temporadas de verano, cumpleaños, donde la alegría, la cordialidad, la diversión, la hilaridad y el disfrute eran el centro de los encuentros. Aún conservo un video cassette VHS que mis amigos me regalaron para el cumpleaños número 30, con saludos, chistes y grabaciones risueñas y emotivas, donde entre otros, Ricardo junto a su mujer Florencia, de quien también tengo un grato recuerdo y un especial cariño, me dedican unas cálidas palabras y algunas ‘morisquetas’ llenas de afecto. Seguramente, si me pusiera a repasar la gran cantidad de horas grabadas que conservo de esos tiempos, donde mi casa era un centro de reunión casi obligado de ese grupo que conformábamos como si fuéramos familia (de hecho, nos habíamos puesto como nombre simbólico “La Familia Motoneta”, con tal simbolismo y significancia para nosotros, que hasta estipulamos en uno de los veranos donde muchos íbamos a trabajar a Mar del Plata en obras de teatro, musicales y eventos artísticos, que todo aquél que llegara a las respectivas boleterías de los teatros donde partícipábamos cada uno de los integrantes del clan, con la contraseña “La Familia Motoneta” y lo mencionara al vendedor circunstancial de las entradas, tenían orden de no cobrarles, como guiño simpático o prueba de código, por ser enviado por la supuesta “logia” que conformábamos), encontraría imágenes del hoy ya crecido “Chino” Darín, transformado en todo un galán y jóven actor, como el pequeño Ricardito que nos envolvía con su gracia y encanto y Clarita, su otra hija, siendo aún una bebita.
      
   
      
Retomando mi admiración, respeto y afecto por Ricardo, y desligándome del conocimiento personal que podría llegar a incrementar mi afinidad y consideración por él, quiero expresar el orgullo que me dio escucharlo y verlo tan centrado, aplomado, criterioso, modesto, prudente, inteligente, sin dejar de lado su brillantez, simpatía e ingenio. Si bien, en todos estos años suyos de crecimiento profesional fue demostrando que su grandeza no solo la tiene como el magnífico actor que es, sino también como persona humilde, solidaria y afable, la entrevista de la otra noche, sirvió como re afirmación de todo esto que menciono.
Hablo como simple espectador, no como parte del medio; como alguien que estaba viendo a uno de nuestros más grandes referentes artísticos dentro de la actuación hablando desde un lugar tan entero, tan firme y valeroso, que me dio un gran placer observarlo.
 
Cuando me refiero a que me dio orgullo, lo digo, más allá de sentirme privilegiado por compartir su afecto cuando lo encuentro o cruzo en alguna ocasión, desde mi lugar de ciudadano común, que siente que un actor argentino, profundamente respetado y admirado en muchas partes del mundo, mantiene su esencia, sostiene aún los valores que sus padres le inculcaron, honra el apellido de su padre y enaltece la crianza de su madre, el compañerismo de su hermana Alejandra, pondera el estudio como prioridad fundamental para mejorar nuestra sociedad, reverencia su lugar de privilegio, anteponiendo la mesura y sensatez de decir: – “La ambición te puede llevar a un lugar muy oscuro. Tengo un auto de alta gama y me da calor, porque es demasiado. Soy feliz cuando agarro el auto de mi hijo”. –
En otro segmento de la charla con Fantino, que no tuvo más que exponer los temas para que Darín casi los desarrollara a modo de espléndido monólogo, abordó su relación con la fama y su visión de sí mismo: – “Creo que podría ser mejor director que actor. Muchas veces pienso que no soy tan bueno como actor, y no es una falsa modestia. A veces no me gusta lo que hago, o el resultado de lo que hago, o el camino de aproximación a un personaje”. –
Cuando el conductor le planteó sorprendido su rechazo a una muy tentadora propuesta que tuvo para incursionar en Hollywood, le dijo: – “Todo ese atractivo en torno a Hollywood yo lo veo cholu. Es mucho más el entorno que el hecho en sí mismo. Tiene que ver más con eso. A mí no me interesa. Pero por varias cosas. Una de ellas es que para mí, es muy importante que el actor piense. Y no es fácil pensar en otro idioma. Eso es fundamental” –
No conforme con esta explicación, Fantino, que a mi entender es muy buen vendedor de sí mismo como entrevistador, haciendo notar que tiene una vasta información sobre el entrevistado, con referencias magnánimas de historiadores, datos ancestrales, autores y referentes de la cultura, para aparentar una capacidad intelectual que a mi criterio, reitero, carece ampliamente, le pregunta como redoblando la apuesta, si nunca pensó en vivir en Los Ángeles, con una casa de fin de semana en Santa Mónica, un auto de super lujo, etc, etc, etc; – “¿Sabés toda la plata que hubieras ganado?” –, le planteó, a lo cual Ricardo contestó: –“¿Y para qué? ¿Para qué quiero tanta plata? La ambición te puede llevar a situaciones muy desoladoras. No es que no me guste la guita. ¿Por qué tengo que ir al Oscar? ¿Qué creen que ocurre ahí? Yo ya fui una vez, ya vi, no me puso muy contento y estoy acá”. – Fantino volvió a insistir con la idea sobre el dinero que había desperdiciado y Darín le repreguntó: – “¿Y para qué sirve? ¿Para qué?. –, “Para vivir mejor”, respondió el conductor y allí fue cuando lo remató con la mejor frase de toda la entrevista, a mi entender:  – “¿Mejor de lo que yo vivo? Yo me pego dos duchas calientes por día”. –
La nota continuó muy interesante y cautivadora, porque Ricardo se mostró tal cual es, sincero, directo, visceral, contundente y porque además, al ser un referente preponderante de nuestro arte, es doblemente meritorio y loable que sin querer ser ejemplo de nada, lo sea de manera concreta y rotunda.
A los que lo conocen más cercanamente, obviamente, no les hacía falta un programa de televisión para descubrir sus valores, pero quizás a muchos que solo lo tienen como ese gran actor que es, simpático, desprejuiciado, por momentos, y mesurado y reflexivo en otros, sí les valió hallarlo en ese rol luminoso y sapiente dentro del marco de una conversación íntima y distendida.
Gracias, Richard, por tu dimensión profesional y fundamentalmente, por tu nobleza y dignidad.