Como introducción al espacio que hoy dedico aquí,
comparto con ustedes una breve explicación de los sucesos producidos hace un
poco más de 200 años.
Se conoce como Revolución de Mayo a la serie de
acontecimientos revolucionarios ocurridos en el mes de mayo de 1810, en Buenos
Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata , dependiente del Rey de España, y que
tuvieron como consecuencia la deposición del virrey Baltasar Hidalgo de
Cisneros y su reemplazo por la
Primera Junta de gobierno.
Los eventos de la Revolución de Mayo se
sucedieron entre el 18 de mayo, fecha oficial de la caída de la Junta Suprema Central, y el 25
de mayo, fecha de asunción de la Primera
Junta.
La declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar
posteriormente durante el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816, pero ése
es otro capítulo de la historia.
Recorriendo el mundo cibernético en mis ratos
mañaneros, donde además de dedicarme a labores profesionales de intercambio de
mails, mensajes y saludos varios, además de leer rápidamente un poco de
información general, encontré un escrito de una tal Gabriela (así firmaba, sin
apellido) que me gustó mucho por su pureza intelectual y franqueza expresiva.
ÁRBOL
Símbolo de
estabilidad, grandeza y pureza de espíritu… maestro de paciencia, tolerancia y
amor, tus raíces se aferran a la madre tierra, tu tronco permanece firme
mientras tus hojas se permiten fluir con el viento, árbol de amor, sigue
guiándome con tu ejemplo, iluminándome con el sol sin temerle a la oscuridad…
Árbol, me
enseñas a amar y coexistir con el sol y la luna, con las flores y los insectos,
con el viento suave y los truenos, con el día y con la noche; a saber que
después de la tormenta viene la calma, y después de la noche, llega el día…
Me guías
con tu sabiduría y ejemplo a la estabilidad sin miedo y con profunda alegría;
sabes abrazar la vida dando vida, dejando que las aves hagan sus nidos en tu
regazo, regalando sombra y frutos sin esperar nada a cambio, vistiéndote de
hojas y quedando desnudo, siempre con las raíces bien plantadas, tu tronco
firme y dejándote mecer por el viento, permaneciendo, sin juicio de lo que a tu
alrededor sucede, fluyendo en su suave dar y recibir…
Yo quiero
ser como un árbol…
Me gustó la forma simple y natural de escritura, me cautivó
su esencia y también me atrajo la idea de querer ser un como árbol y no sé por
qué razón del subconsciente, inmediatamente, lo relacioné con el día que
estamos conmemorando en nuestro país.
La patria es un árbol bajo cuya sombra
protectora se cobijan sus hijos, quienes deben cuidarlo y mantenerlo vigoroso
para que siga creciendo y amparando con mayor vitalidad. En estas épocas tan
convulsionadas a nivel social y con tanta crispación reaccionaria de un lado y
del otro, me resulta interesante, dejar esta humilde reflexión que si
pensáramos bajo un manto de meditada introspección y cautela pasional, quizás,
otro sería el cantar. Depende de todos, solo de todos nosotros. Cuidemos el
árbol sin enfrentamientos extremos y desmedidos, porque en definitiva, al
cuidarlo a él, nos cuidamos a nosotros mismos. ¡VIVA LA PATRIA !