Un señor llamado George Carlin, reconocido comediante norteamericano en las décadas de los ´70 y ´80´s, fallecido en el año 2008 a los 71 años, escribió una carta, después de haber perdido a su mujer, donde volcaba pensamientos tan ciertos como elocuentes. Básicamente, volcó en su relato la paradoja de nuestro tiempo, donde tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos, gastamos más, pero tenemos menos, compramos más, pero disfrutamos menos, tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo; tenemos más grados académicos, pero menos sentido común, mayor conocimiento, pero menor capacidad de juicio, más expertos, pero más problemas, mejor medicina, pero menor bienestar. Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado y reímos muy poco, conducimos muy rápido y nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado y amanecemos cansados; leemos muy poco, vemos demasiada televisión y oramos muy rara vez. Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero reducido nuestros valores, hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente, hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir, añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años; hemos logrado ir y venir de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino, conquistamos el espacio exterior, pero no el interior, hemos hecho grandes cosas, pero no por ello, mejores; intentamos limpiar el aire y contaminamos nuestra alma, conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios, escribimos más, pero aprendemos menos, planeamos más, pero logramos menos, hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos. Éstos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales, tenemos dos ingresos por familia, pero más divorcios, casas más lujosas, pero hogares rotos, son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, encuentros amorosos de una noche, cuerpos obesos y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta erectar y matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega; tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar estas líneas y darte la posibilidad de compartirlas o borrarlas.
Acordate de pasar algún tiempo con tus seres queridos, porque ellos no estarán aquí siempre. Acordate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de vos. Acordate de abrazar a quien tenés cerca, porque ése es el único tesoro que podés dar con el corazón sin que te cueste ni un céntimo. Acordate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo, decilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma. Date tiempo para amar y conversar y compartí tus más preciadas ideas. Y siempre recordá: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.
Estas cosas que escribió George Carlin, seguramente motivado y sensibilizado por el triste momento personal que estaba atravesando, son verdades tan simples como reales y a pesar de que uno, al leerlas, coincide en un ciento por ciento con lo reflexionado, no terminamos cumpliéndolas, por lo menos, en el porcentaje que debiéramos. Es cierto que los tiempos que corren ayudan poco a llevar a cabo la totalidad de los consejos expuestos, y también es concreto que no podemos apartarnos completamente de los problemas cotidianos que nos aquejan en mayor o menor medida, pero sí es posible, dedicarle más tiempo a los afectos que tenemos, a los amigos que no vemos, a las personas que queremos y nos quieren, a los que sentimos en nuestro corazón y sabemos que siempre están, en las buenas y en las malas.
La vorágine laboral que uno lleva, el aceleramiento con el que vivimos día tras día, las circunstancias y sucesos que a veces nos complican el presente, hacen que solo pensemos en el futuro, en lo que vendrá, en alcanzar las metas y lograr los objetivos impuestos. Es importante tomar conciencia de que la vida pasa rápido, muy rápido, más rápido que antes como se escucha decir ahora, y también es muy valioso, intentar cumplir esos mandatos mencionados sobre el tiempo que uno dedica a disfrutar momentos y afectos en mayor medida de lo que lo hacemos.
Simplemente, quería compartir estos pensamientos basados en el cariño, en el amor y atesorar un poco más la sensación que desde hace algunos años me domina, basando mi vida mucho más en lo que siento que en lo que tengo, aunque se contraponga con los parámetros estipulados en la sociedad actual. Y como dice mi querido Nico Favio: “El lema para afrontar el 2012 es sostenernos en nosotros mismos pero desde el corazón y no desde el ombligo”. Buen año para todos.
Yes + love.
ResponderEliminarCuanta verdad en todo lo que dices Orlando. Te deseo un gran año 2012 y muchas bendiciones para tu hermosa vida. Eres bello por fuera y por dentro.
ResponderEliminarMucho amor, mucho más amor para que el mundo sea mejor. Bien Orlando!!! Mucho más amor para todos. Besos
ResponderEliminareres uno de los mejores y nunca dejo de escuchar tu musica.
ResponderEliminaraqui en peru todavia hat gente soñadora, romantica,etc....
ResponderEliminarLa gran verdad de la vida es el amor. Bien Orlando!!!!!!!!! Mas amor, mas amor, mas amor!!!!
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