Cuando alguien forma parte de la
historia de un club de fútbol, como Juan Román Riquelme en Boca, no existen
juicios de valor posibles que pongan en duda nada de lo que ofrendó durante muchos
años de relación idílica. Cuando un jugador ha entregado todo dentro de la
cancha, como lo hizo siempre Román, no se le puede reprochar absolutamente nada.
Cuando se es un referente casi irremplazable del equipo como él, no hay forma
de crear incertidumbre ni titubear por algo que haya hecho o haga dentro de un
campo de juego. Cuando se ha brindado por completo con una camiseta, en este
caso la de Boca Juniors, durante 16 años de su vida y se han obtenido los
mayores logros existentes para un equipo, alcanzados con y por
Juan Román en algunos casos, tampoco se pueden plantear resquemores. Lo único que le queda a uno
como simpatizante, hincha o fana de Boca, es agradecerle las inmensas alegrías
que nos dio durante tanto tiempo.
Es inevitable ser el centro de
las polémicas, de las discusiones, de los disímiles pareceres, de las pasiones,
de los odios, de los elogios y de todo el folclore que rodea al fútbol, cuando
se es uno de los mejores o el mejor jugador. Y Román ha sido y es eso: uno de
los mejores o el mejor. Siempre existirán opiniones diferentes, puntos de vista
opuestos, enfoques personales y sensaciones particulares; lo que nunca se puede
dejar de reconocer es la total entrega que Riquelme ha dado durante toda su
carrera deportiva y la innegable identificación que tiene con Boca y con sus hinchas.
Como admirador de su fútbol e
hincha pasional que soy de Boca, le estoy eternamente agradecido a Román por
todo lo que nos ha dado como jugador: sus gambetas, su tranco aletargado (que
tantas críticas ha tenido en Boca y en la Selección Argentina
y que tantas satisfacciones nos brindó), su exactitud en los pases, su visión
de juego, sus tiros libres, su inteligencia y rapidez mental dentro de la
cancha, sus exquisitos pases al vacío, sus infinitos toques de calidad, sus goles,
sus cientos de pases-gol para que otros convirtieran, su liderazgo, su
solvencia indiscutida, su sentimiento bostero y su esencia de jugador noble y
genuino, dos rasgos importantes que lamentablemente van desapareciendo en las
generaciones que van llegando. Noble, porque su nobleza es genuina y genuino,
porque su autenticidad es noble; parece un juego de palabras, pero no lo es,
porque realmente es muy difícil encontrar en los tiempos que corren, un jugador
que se mantenga en el mismo equipo durante 16 años, más allá de su paso por
España en Barcelona y Villarreal. Riquelme es Boca y Boca es Riquelme, por lo
menos hasta el día de hoy, donde con total tristeza anunció su despedida del
club, después de la derrota en la final de la Copa Libertadores de América
frente al Corinthians de Brasil.
Seguramente, de aquí en más,
existirán infinidad de comentarios, resurgirán los detractores que lo tildan de
“pecho frío”, aquellos que se divierten diciendo que “Riquelme está feliz”, los
que recrearán su festejo característico del “Topo Gigio”, los otros que lo
elogian exacerbadamente y los que lo respetamos fundamentalmente como un ídolo
indiscutido, irrepetible, único, que lo que siempre hizo fue intentar jugar
bien al fútbol (y vaya si lo hizo), dar espectáculo y un poco de alegría a
quienes tuvimos la suerte de verlo jugar y lo disfrutamos como propio, nuestro,
de todos los boquenses, xeneises, bosteros, como nos quieran llamar.
¡Gracias Román! ¡Te vamos a
extrañar mucho! ¡Gracias por todo!
Y aquí, el texto dedicado a Riquelme que escribió mi hijo Luca, de 11 años, el cual me sorprendió en la primera leída y me enorgullece volver a repasar las veces que lo haga. Mi orgullo de padre, no solo es por el sentimiento que expresa en su carta, sino por su madurez en el relato, el armado de las frases, su moderación, elocuencia y sintaxis. Es textual, tal lo redactó él, sin tocar una coma. Un motivo más que mi hijo me da para sacar pecho amplio, sumado a la alegría que nos dio junto a mi mujer María Laura y a la familia toda, por su reciente nombramiento como abanderado del colegio primario al que asiste, hecho que refuerza su más importante logro: ser bueno, noble, generoso, dulce, tierno y con gran corazón.
Ah! El flyer también es obra de Luca!
De lo poco que vi de
Román, sé que es un genio, para mí, el mejor jugador de Argentina, el jugador
que sí juega al fútbol.
Desde que nací he
escuchado a mi papá decir, “Mira a Román”, “Qué genio”, y yo, todavía ni sabía
quién era Román Riquelme, ni por qué se lo llamaba “Genio”, pero un día, a los
7 u 8 años, le pregunto a mi papá, “Pa, ¿Me mostrás videos de Riquelme?”.
Una vez que lo vi, me
quedé impresionado, por la facilidad para eludir, por la rapidez para decidir a
donde tocar, por la precisión para definir.
Hacía ver tan fácil
un penal. Hacía que un caño pareciese un regalo, como el de Yepes, que lo veo
en Internet y me grito a mi mismo
“OLE!”.
Son de esos jugadores
que no se reemplazan, son de esos jugadores que se ven solo una vez. Román era
el jugador que levantaba a la gente. Román sabía cuándo había que meter el
pase, si miraba el ángulo, la clavaba en el ángulo, para mí Román fue el mejor
jugador del mundo.
Y sobre la salida de
Riquelme, Román, aunque no leas esto, fuiste mi ídolo, y lo serás, pero mi
ídolo de verdad, porque cuando me preguntan quién es mi ídolo digo, Cristiano
Ronaldo, Messi, Agüero, porque me gustan como juegan, pero el de verdad sos
vos. Por tu manera de definir, por tu personalidad, por tu “toco y me voy”, por
todo. Román era de esos que en una milésima de segundo te la cambiaba de
frente. En cada tiro libre se me ponía la piel de gallina. Román era, es, y
será el mejor.
Por eso estoy de
acuerdo en retirar la nº 10 de Boca, en homenaje a Román, nadie se la merece más
que Román, no le pueden poner la 10
a cualquiera, como que le quieren poner la 10 a Paredes. No tiene
experiencia, jugó 5 partidos en primera, tiene 20 años, Román es irremplazable,
y no habrá otro igual. Te vamos a extrañar Román!
Chau R10UELME!
LUCA - 11 AÑOS
LUCA - 11 AÑOS
Un grande un refeente.....no hagan como nosotros, que nunca vamos a decir gracias ...... como a Cavenagui y el Chori que se jugaron en el peor momento y despues le dimos la espalda.......haganle una despedida grande para un jugador MUY GRANDE...abrazo Orlando...
ResponderEliminarCoincido plenamente Orlando, a mi siempre me dio miedo, pero soy de RIver. Creo que sería un excelente técnico, si se dedica a eso.
ResponderEliminarGRANDE ROMAN!!!!! El mejor!!!
ResponderEliminarQUE GRANDE LUCA !!!! LO QUIEROOOOOOOOOOOOO.
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