Me esfuerzo por no opinar más de política
porque deduzco con cierta desazón que es inútil intercambiar palabras con
personas a las que no les interesa escuchar otros pensamientos que no sean los
que ya tienen conformados en sus mentes, intento controlar mis impulsos
pasionales y trato de convencerme de la idea que por más que uno se empeñe en
transmitir el sentimiento propio en referencia a posturas y fundamentos, no
tiene ningún sentido hacerlo con gente que no está dispuesta a escuchar, pero
por más que lo procuro y lo llevo a cabo por lapsos, existen hechos que superan
mi forzada auto contención y todo resulta estéril, ya que no puedo dejar de
manifestarme ante tantos sucesos lamentables que están aconteciendo en tan
pocos días del nuevo Gobierno de Macri.
Para dimensionar lo que nos espera como país,
habría que hacer un ‘raconto’ de una gran cantidad de actitudes y decisiones en
tan solo escasas jornadas de poder, pero sería demasiado extenso detallar la
enorme lista de resoluciones tan particulares que este hombre (Macri) ha
llevado adelante en tan corto tiempo y con tanta rapidez. Con solo mencionar
ciertos personajes que integran su Gabinete de Ministros, podemos mensurar el
esquema neoliberal que tendremos que soportar de aquí en adelante, presagiando
una fuerte devaluación que repercutirá indefectiblemente en contra de todos
nosotros, los que lo apoyaron y los que no lo hicimos.
Más allá de las antipatías y animadversiones
que pueden provocarnos a los que no compartimos este proyecto propuesto por “Cambiemos”,
las figuras de Patricia Bullrich, Oscar Aguad, Alfonso Prat Gay, Pablo
Avelluto, Juan José Aranguren y otros tantos más que representan un modelo
político-económico totalmente contrario a lo que el 49% de los argentinos que
votamos en la última elección, queremos para el país, no podemos dejar de lado
las marchas y contramarchas que han dado en la campaña electoral, desdiciéndose
una y otra vez de pensamientos y leyes que habían votado en contra y que
continúan generando ahora, que son gobierno, como por ejemplo los nombramientos
de Juan Cruz Ávila como Secretario de Políticas Universitarias y Carlos
Manfroni, elegido como Subsecretario de Asuntos Legislativos del Ministerio de
Seguridad, dándolos de baja antes de comenzar sus funciones, por rechazos de
docentes, estudiantes y dirigentes universitarios por la falta de idoneidad en
el primer caso y por medio de la repercusión masiva que obtuvo una carta que Charly
García dirigió al nuevo titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos,
Hernán Lombardi, reprochando la designación del segundo, por elegir a un ex
colaborador de la revista de ultraderecha “Cabildo” que había expresado sus
ideas discriminatorias y retrógradas sobre el rock, la música, García, Spinetta
y Moris, entre otras ideas rancias y reaccionarias.
Podría continuar mencionando muchas acciones
desfavorables, o por lo menos nocivas para el sistema democrático en el cual
vivimos desde hace 32 años, generadas en esta primera semana de poder macrista,
como por ejemplo la resolución de volver a incorporar las fotos de los
presidentes de facto dentro de la “Galería de Presidentes” en la página web de
la Casa Rosada, incluyendo, entre otros, a los genocidas Jorge Rafael Videla,
Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Benito Bignone,
poniéndolos al mismo nivel que los Presidentes constitucionales, elegidos por
el pueblo, o la eliminación directa de AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual) y AFTIC (Autoridad Federal de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones) por medio de Decretos de Necesidad y
Urgencia, modificando la Ley de Ministerios 22.520 para adaptarla de manera despótica,
avasallante y totalitaria a la nueva estructura que pretende para su gobierno,
o la designación ‘a dedo’, también por Decreto de Necesidad y Urgencia,
eludiendo y traspasando la intervención del Congreso de la Nación, a dos jueces
de la Corte Suprema cuyos lugares estaban vacantes.
Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti fueron
nombrados por Macri, amparándose en una interpretación del artículo 9, inciso
19, de la Constitución Nacional que permite al Poder Ejecutivo nombrar en
comisión los empleos que requieren el acuerdo del Senado, pero su actitud,
además de no tener razón de ser debido a que podía haber convocado a sesiones extraordinarias
o esperar a que el Senado volviera a sesionar en el mes de marzo, se contrapone
a sus declaraciones en campaña cuando decía que los jueces que propondría no
serían afines a su partido ni tendrían relación personal con él, algo que no se
cumple, ya que los dos mencionados son mucho más cercanos al actual oficialismo
que a la nueva oposición, inclusive siendo uno de ellos (Rosenkrantz),
integrante del estudio Bouzat, Rosenkrantz & Asociados, cuyos principales
clientes son Clarín y Cablevisión, tal como informan en su página web. Su
estudio no solo representó a Clarín en el jucio por la ley de medios ante la
Corte, sino que además Rosenkrantz es fundador de la “Asociación para la
Defensa de la Competencia”, una ONG creada desde el estudio con el único propósito
de presentar un amparo tendiente a lograr la suspensión de la resolución 100/10
que declaraba la caducidad de la licencia de Fibertel. En esa ocasión, gracias
a la ayuda del partido judicial y de Rosenkrantz, Clarín logró una vez más
evadir la ley y Fibertel continúa operando como una pieza clave del monopolio
mediático que hoy expande su poder al Ejecutivo y a la mismísima Corte Suprema
de la Nación.
La metodología que Macri comienza a implementar
no tiene muchos signos elocuentes de ser muy democrática que digamos y a
algunos indicios de listas publicadas en notas de los diarios que lo han
blindado y continúan apañándolo mediáticamente, sobre actores, directores y
empresas productoras artísticas que han trabajado a lo largo de los 12 años que
duró el Gobierno anterior, difundiendo detalles y cifras económicas obtenidas
por trabajadores de la cultura, muchos de los cuales se identifican con las
políticas implementadas en todo este tiempo, hacen recordar, o por lo menos, se
emparentan con procedimientos abusivos y absolutistas de épocas nefastas de
nuestra historia.
Evidentemente, muchas personas que lo han
elegido, acompañarán sus reglas y formas, muchas otras que lo habrán apoyado en
disconformidad con el modelo anterior, quizás no compartan totalmente sus
hábitos autócratas y sin duda alguna, el 49% de la gente que no lo votamos,
estamos incómodos, desazonados y discordantes con sus dictámenes arbitrarios y
provocativos.
Nada que roce lo tiránico y dictatorial será
bienvenido, ninguna excusa ni razón puede tener más valor que la independencia
humana y lo que debemos defender ‘a capa y espada’ es nuestra libertad y
dignidad social, ya que todos los argentinos bien intencionados queremos lo
mejor para nuestro país, pero dentro de un marco democrático, sin censura ni hostigamientos,
con plena libertad de expresión y pensamiento autónomo y soberano. Esperemos
que así sea, aunque por los primeros indicios demostrados, no pareciera ser la
idea a ejecutar.