Hay momentos en la vida donde uno se replantea cosas y trata de
reorganizar y reorganizarse, en la medida de las posibilidades, a nivel
personal y profesional, con respecto a ciertos ribetes zigzagueantes del
sendero recorrido, que a lo largo del tiempo (y a la distancia, con “el diario
del lunes”) se pueden observar desde una óptica distinta a la realizada. No sé
si es claro el concepto, y si todos me entenderán, pero hablo de encarar la vida
con otras prioridades, otras intenciones y otras finalidades. Me he propuesto
dejar de lado ciertas costumbres arraigadas en el tiempo, donde priorizaba la
mirada ajena ante el sentimiento propio, donde elegía ser más útil para otros
que para mí mismo, donde me ofrecía abiertamente en muchos aspectos sin
importar la reciprocidad de esos actos por parte de quienes apoyaba, impulsaba y/o
contribuía. Sin dejar de ser quien soy, le daré mi tiempo, mi atención y mi afecto
a quienes siento auténticos, empíricos y genuinos. Centralizaré mi afecto, solidaridad
y cariño con las personas que aprecio, con las cuales me identifico en
conceptos y pensamientos y con quienes entienden que esta existencia pasajera
que todos transcurrimos es para intentar hacer el bien desde el lugar que sea,
como uno pueda. No hace falta ser millonario, ni ostentar un lugar de
privilegio, ni mostrarse exitoso, solo basta con poner buena intención, cooperación
y fraternidad para con quienes creemos, lo merecen. Dicen que “todo lo que uno
da, vuelve”, bueno… si es así, bienvenido sea, pero a mí me basta con sentirme
bien desde el corazón; con eso estoy complacido y satisfecho.
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
viernes, 11 de febrero de 2022
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