MOTIVO

Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)

miércoles, 22 de junio de 2011

MANUEL WIRZT EN LA TRASTIENDA


Tengo la gran suerte de contar entre mis amistades más cercanas a algunos artistas que me enorgullecen en varios aspectos, no solo por sentirme querido por ellos, sino también por su representatividad creativa, talentosa y simbólica en nuestro medio. Me gusta poder escribir sobre mis amigos queridos, sobre todo cuando esa amistad se potencia con los años vividos a la par, con los momentos buenos, con los malos, con éxitos y decepciones, con los vaivenes que la vida misma nos va brindando a lo largo del camino que nos toca transitar.


Hoy quiero hablar sobre Manuel Wirzt, un gran amigo mío, uno de mis más queridos amigos, de los más entrañables que tengo, con quien hemos compartido infinidad de circunstancias, tiempos y épocas; a quien me une una relación fraterna que va más allá de las coincidencias que uno pueda tener con quien elabora un ida y vuelta cotidiano a través de los años. Hace alrededor de 20 años que nos conocemos y que otro gran amigo en común (Juan Darthés) nos presentó; ellos habían estudiado juntos en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Buenos Aires y el destino quiso que los dos se volvieran a encontrar varios años después para a su vez, concordar los tres en un férreo compañerismo que se fue forjando sólidamente con el tiempo.

Manuel, además de formar parte de mis afectos más próximos, es un artista cabal, que encierra una serie de virtudes que escasean cada vez más en el ámbito cultural argentino. A mi entender y fuera de toda cercanía y cariño que le pueda yo tener, es un talentoso cantante, compositor, músico, actor, mimo, conductor, director… como pocos existen en nuestro país. No quiero parecer exagerado, tampoco es mi intención alabarlo gratuitamente por mi relación de amistad, pero creo fervientemente que Manuel Wirzt es un gran artista, un excelente cantante, un buen compositor, un inspirado músico, un dúctil actor, un maravilloso mimo, un cálido conductor y un creativo director, que se encuentra en un momento de su vida artística brillante, ya que además, a su rica trayectoria multifacética, se le suma una actual armonía personal que le brinda la madurez necesaria para lograr los objetivos propuestos.

Este viernes 24 de junio, Manuel se vuelve a presentar en “La Trastienda” para compartir con su público las canciones que lo dieron a conocer como, por ejemplo, “Donde quiera que estés”, “Rescata mi corazón”, “Hoy te necesito”, “Un sentimiento” o “Por ganar tu amor”, pasando por “Solo palabras”, “Loco por ti”, “No me exprimas”, “Quimera” y “No me mires así” hasta su nuevo CD “Vení”, que contiene un material de gran calidad y que a mi criterio, se acerca a lo mejor de su producción discográfica junto con sus discos “Magia” y “Una razón”.

Los temas originales que forman parte del nuevo compacto son “No me digas que no”, “Cuando quieras”, “No habrá palabras”, “Vamos mujer”, “Te vas a quemar”, “Tu cura”, “En la cornisa”, “Vení”, “Cuando el amor se acaba” y dos excelentes versiones de “Costumbres argentinas” de Andrés Calamaro y “Ella ya me olvidó” de Leonardo Favio además de una perla musical titulada “La vida” a dúo con el gran Luis Alberto Spinetta.

Los fanáticos y fanáticas que lo siguen desde que comenzó su carrera no se van a sorprender con nada de lo que diga en este comentario, ya que son incondicionales admiradoras / es suyos, pero quizás algún distraído o por qué no, precoz descubridor musical de temprana edad lea estas líneas y pueda interesarse en ir a ver a un talento nuestro, que merece un mayor reconocimiento masivo y popular, ya que el de sus pares lo tiene y muy bien ganado, porque todos quienes lo conocen y lo han visto cantar, tocar y actuar, saben de sus sobresalientes condiciones. Hablo de más reconocimientos y merecimientos a su figura porque a mi entender, muchas veces, nuestra idiosincrasia argentina, nos inhibe de valorar en la medida justa a personas como él, que hacen de su obra, un arte para resaltar.

En el plano personal, además de redundar en mi cariño hacia él, lo hago extensivo a su mujer Andrea Domínguez, a quien también siento de mi familia, al igual que a sus hijos Juan, Bianca y Mora, a los que vi nacer y veo crecer a la par que a mis hijos Luca y Florencia. Y ya que hago referencia al núcleo íntimo de nuestra unión de tantos años, no puedo dejar de mencionar a sus padres Olga y Osvaldo, mi querido “Chupete” y a sus hermanos Javier y Daniel, el talentoso “Tuerto Wirzt”, que a pesar de su ausencia física, permanece presente con su espíritu de eximio baterista en todos los que lo conocimos y disfrutamos.

Los invito, entonces, este viernes 24 aLa Trastienda”, Balcarce 460 en el barrio de San Telmo a las 21 horas para disfrutar de un show donde seguramente la van a pasar muy bien, en compañía de mi hermano de la vida Manuel Wirzt y su ajustada banda integrada por grandes músicos como Sergio Pérez en guitarras y coros, Diego Ortells en teclados, Juan Manuel Saldías en bajo y Silvio Ottolini en batería. Vayan, no se van a arrepentir.


lunes, 20 de junio de 2011

BELGRANO = RAGO / RAGO = BELGRANO


“Belgrano” se proyectó por primera vez el año pasado, en los últimos días del mes de noviembre, en la ciudad de Rosario, más precisamente en el Monumento a la Bandera, a cielo abierto y con la asistencia de alrededor de 20.000 personas, bajo el marco del festejo de los 200 años de nuestra Patria. El protagonista del telefilm, horas antes de viajar a la querida ciudad santafecina para asistir al inédito evento de una avant premier multitudinaria al aire libre, tuvo la deferencia de asistir personalmente a la radio donde yo conducía mi programa ¿Qué Pasó? en las tardes del eter argentino, para compartir conmigo más que una entrevista, una charla de amigos. Debo aclarar, para aquellos desprevenidos que no lo sepan o que no vivan en Argentina, que el actor que protagoniza el film es Pablo Rago, a mi entender, uno de los más talentosos actores que tiene Argentina y uno de mis amigos más queridos y entrañables, a pesar de nuestros impasses temporales que nos encuentran y desencuentran en el sendero de la amistad.

Estuve a punto de ver la peli un par de veces en las proyecciones públicas que se vienen realizando desde su estreno hasta la fecha por ciudades, pueblos, barrios, edificios emblemáticos y ferias, como la del libro, por ejemplo, pero por distintos motivos, no pude hacerlo, así que al anuncio de la presentación exclusiva en televisión del largometraje, me dispuse con gusto a disfrutarla en la comodidad del sillón del living de mi casa.

Quiero despojarme del sentimiento afectivo que me une a Pablo para poder ser objetivo y compartir con ustedes mi opinión, sin ninguna otra intención de comentar como mero espectador, un hecho artístico cinematográfico de contenido patriótico y carga histórica. Reitero una vez más, para los que no han leído otros espontáneos escritos míos en este blog, que simplemente, lo hago como una forma de volcar mis pensamientos y sensaciones, que sirven para expresarme y despuntar el vicio de escribir. Y como es un lugar cibernético que utilizo para satisfacer mi espíritu y compartirlo con quienes pasan por aquí, me voy a limitar a decir pocas cosas más que las que me movilizaron a dejar asentado este comentario. Podría hacer una descripción detallada de la buena dirección de Sebastián Pivotto, podría desgranar con ustedes escenas, textos y climas muy bien logrados, podría hacer referencia al enfoque de los personajes tan bien presentados, podría mencionar los grandes logros que se detectan en cuanto a ambientación, fotografía y sonido, podría destacar el buen trabajo de Mariano Torre, haciendo a Gregorio Aráoz de Lamadrid, la justeza y equilibrio del José de San Martín de Pablo Echarri y la naturalidad de Valeria Bertuccelli como María Josefa Ezcurra, podría decir que me pareció un hallazgo del film, mostrar el lado humano, cotidiano y desacartonado del protagonista, podría expresar mi gran gusto por ver a uno de los próceres más importantes de nuestra Patria como nunca antes se lo había mostrado, podría elogiar también la música de Emilio Kauderer, podría, podría, podría…, pero lo que hoy quiero dejar aquí escrito es que me siento feliz de tener un amigo, al cual quiero mucho sinceramente, como Pablo Rago, que quedará eternizado en este personaje que personificó (valga la redundancia) con total sensibilidad, más allá de su oficio como actor, por trabajar desde tan chiquito, porque logró algo que es muy difícil de llevar adelante con un papel de la magnitud de Belgrano: transformarse en Belgrano, ser Belgrano. Pablo es Belgrano. Y lo será para siempre, para orgullo suyo y de su hijo, Vito, que el día de mañana podrá mostrarle a sus amigos, hijos y nietos a su padre, no solo como “su” héroe, sino como héroe de la Patria para todos.

Además de hacer un trabajo actoral espléndido, emotivo, conmovedor, vibrante y sensible, mostrando a Manuel Belgrano con sus pasiones, sus errores, sus aciertos, sus amores, su coraje, su optimismo, su entrega, su furia, sus temores, sus fortalezas y debilidades, lo interpreta tomándolo en carne propia con su lucha por los ideales que el hidalgo defendió con valentía y convicción al igual que lo hace él en su profesión de actor.

El orgullo de poder decir que soy amigo de Belgrano, el creador de nuestra bandera argentina, es un guiño risueño que queda minimizado ante la admiración por el trabajo de Pablo, mi amigo, a quien siento cercano, noble y genuino y por quien sigo sosteniendo, que la amistad es un valor invalorable cuando se mantiene la esencia, la pureza y la honestidad de la relación, cosa cada vez más difícil de encontrar en actitudes y accionares de quienes muchas veces se dicen o se dijeron ser amigos.

Felicitaciones Pablín, los logros profesionales alimentan nuestro espíritu y engrandecen nuestra alma; seguramente tu espíritu y alma se encontrarán en plenitud, no solo por este laburo, sino por muchos otros que has hecho y sin duda alguna, por los que vendrán. Cierro con una frase de tu autoría que alguna vez me escribiste y que siempre llevaré conmigo: "Que suerte que no somos hermanos, me perdería el honor de ser tu amigo!" Te quiero, Pablín.

jueves, 16 de junio de 2011

¿QUÉ PASA CON LA GENTE?


¿Qué es lo que pasa con la gente de los medios? Hablo de todos aquellos que están inmersos en la vorágine mediática (programas de televisión, de radio, revistas, portales de Internet especializados en espectáculos y deportes, etc) que no paran de hablar de gente que apenas conocen como si fueran el centro del mundo o la piedra filosofal. Hace mucho que estamos presenciando un cambio grotesco en el tratamiento periodístico de las noticias, no solo de los que hablan de chismes, sino también de los que trabajan en noticieros, diarios, radios y canales televisivos que reproducen los acontecimientos sociales, políticos y generales. Pero lo más llamativo del caso, es el canibalismo que utilizan los protagonistas que se dedican a hablar de los demás, sin medir heridas, daños y consecuencias; sin ponerse a pensar un minuto que esa gente de la cual opinan, es también gente como lo son ellos; personas que podrían ser sus primos, hermanos, tíos, abuelos, padres, hijos, novias, amantes, mujeres, maridos… inclusive, hasta podrían llegar a ser ellos mismos en otras circunstancias, en otros momentos, en otras posiciones. Son muchas las cosas que quiero decir al respecto, pero no sé si voy a poder volcar todo lo que se me cruza por la cabeza porque sería demasiado extenso, aunque algunos pensamientos puedo compartir: ¿A quién le importa si Zaira Nara le pidió a Diego Forlán 30.000 euros por mes para firmar el precontrato matrimonial que él (dicen) le exigía firmar, antes de unirse como marido y mujer, para dejar en claro que su dinero antes de conocerla, era solo de él? ¿A quién le interesa saber si Diego Forlán le prestaba plata al padre de las chicas Nara? ¿A quién le intriga conocer la cantidad de preservativos que usaban por relación cada vez que estaban juntos? ¿A quién carajo le importa algo de lo que vienen hablando desde hace semanas sobre Juanita Viale, Martín Lousteau, Gonzalo Valenzuela, Mirtha Legrand, Marcela Tinayre, Marcos Gastaldi, Valeria Gastaldi, Nacho Viale, su novia actriz, el perro de la familia y el encargado del edificio al cual le rompieron la cabeza para robarle joyas y plata a la reina de los almuerzos de los mediodías argentinos? ¿A quién le atrae ver en todos los noticieros de TV, supuestamente realizados para informar sobre las cosas importantes que suceden en el mundo, los pormenores de la intimidad de tal o cual personaje famoso, mediático o siquiera fugazmente reconocido? ¿A quién le puede gustar pasarse horas y horas y horas frente a la pantalla chica, observando y escuchando opiniones de uno y otro y otro y otro sobre fulano, mengano, sultano y/o perengano? ¿Cómo pueden ocupar el preciado espacio televisivo, radial, gráfico y cibernético, dedicándose a comentar, inventar, embestir, ofender, humillar, ultrajar, injuriar, agraviar, degradar, denostar y unos cuantos “ar” más, sin ningún remordimiento ni análisis criterioso de los temas que se largan a rodar?

Evidentemente los valores se han trastocado, las prioridades ya nos son las que creíamos, hoy todo pasa por el escándalo, la pelea, “el deschave”, lo burdo, la injuria, la discusión, lo dramático, lo chabacano, lo bizarro, lo “border” y nada de lo que no sea o roce todo esto que menciono, importa más. Estamos tan inmersos en esta locura, que hasta los medios que uno suponía “serios” y “responsables”, se han transformado en amarillistas, extremos y sin códigos. No quiero mezclar la política en todo esto, aunque podría hacerlo, porque también está viciada de excremento mediático, de falta de ética, de posturas miserables, de actitudes mercenarias y de ausencia de valores; Esos mismos valores que hoy ya no existen ni para los periodistas ni para los protagonistas que se prestan al juego.

Y los que tratamos, en la medida de las posibilidades, quedar al margen de toda esta basura revuelta, quedamos justamente, marginados en cierto punto, porque seguimos creyendo, me corrijo y hablo por mí, sigo creyendo que más allá de gustos y pareceres, lo que hay que seguir sosteniendo es el trabajo, lo que uno hace, lo que se realiza con sacrificio, con buena intención, guste o no guste lo hecho, no importa, queda en un plano secundario; lo que quiero remarcar es que los que pensamos que está mal esto que presenciamos como espectadores, oyentes, lectores y consumidores, tenemos que bregar para modificarlo. Releo lo que escribo y me pregunto internamente: “¿Suena muy pelotudo lo que digo?” No sé, no me interesa… que suene a lo que suene, es lo que pienso y estoy seguro que hay muchos que coincidirán conmigo, a pesar de que otros muchos cedan ante la ambiciosa realidad económica y se dejen llevar con el justificativo siempre salvador para estos casos de “tengo que darle de comer a mis hijos”. Yo también tengo que darle de comer a mis hijos, pero no vendiendo mi honor, mi moral, mi autenticidad y mis principios, porque en definitiva, a la hora de la verdad, por más plata que uno gane para “alimentar a los chicos”, si ese dinero es amoral, por lo menos a mí, me costaría mirarlos a los ojos a ellos, a quienes les debemos ofrecer un país, un mundo bastante mejor que el que venimos teniendo. Educación, respeto y honestidad son palabras que solemos escuchar frecuentemente en boca de políticos y referentes sociales, a la hora de mencionar logros y objetivos para alcanzar, pero si seguimos dejando todo librado al destino incierto de la ignorancia, desidia y falta de valores, difícil, muy difícil se nos va a hacer, obtener buenos resultados.

Y ahora, me voy a descansar, que mañana tengo que seguir promocionando mi nuevo disco; de paso, si gustan, pueden adquirirlo en su disquería amiga. Ya saben: FAVIO Y YO, con las canciones de mi entrañable Leonardo Favio, para revivir momentos que han marcado a varias generaciones en toda América Latina.

domingo, 12 de junio de 2011

¡¡¡GRACIAS MARTÍN!!!

Quiero dedicarle hoy, mi humilde lugar cibernético a un jugador de fútbol que más allá de su profesión y representatividad, es un símbolo y un sentimiento hecha pasión. Él se llama Martín Palermo y esta tarde-noche jugará su último partido en la cancha de Boca, equipo de mis amores y club que lo ha cobijado deportivamente desde 1997.
Se ha dicho, escrito y polemizado mucho sobre su figura y manera de jugar, los detractores de siempre lo tildaron de patadura, burro, bestia y otros sinónimos por el estilo, sus simpatizantes lo hemos defendido “a capa y espada” (por lo menos, yo lo hice siempre) ante alguna circunstancia desfavorable, algún gol errado o penal desviado, los periodistas han ocupado horas, días, semanas, meses y podría llegar a arriesgar hasta años de sus horas de vida laboral, hablando bien y mal sobre él, los hinchas de otros clubes lo han criticado, insultado y vapuleado, pero también, terminaron admitiendo su importancia e indiscutible raza goleadora. Como suele suceder con los personajes que traspasan sensaciones y pareceres, Palermo es un sentimiento, a esta altura de los hechos y más allá de estadísticas, numerologías, cantidad de goles oficiales y no oficiales, hoy se despide de La Bombonera, un símbolo muy importante para los hinchas de Boca; no solo por todo lo que nos brindó dentro de la cancha (que fue realmente mucho), sino por lo que representa fuera de ella, también.
Martín, “el Loco”, “el Titán”, “el Optimista del gol” es un hombre que ha sabido llevar su carrera deportiva y su vida personal dentro de un marco de respeto, seriedad, profesionalismo y estabilidad que pocos han podido lograr. Por supuesto que mi admiración por él de hincha fanático, no me obnubila ciegamente para saber que es un ser humano con errores y virtudes, como todos tenemos, pero su ejemplo de temple, respeto, caballerosidad, ubicación y humildad, lo colocan entre los futbolistas destacables de la historia de nuestro deporte más popular. Ni hablar de su grandeza dentro del área, de su espíritu de lucha, de su incansable insistencia para lograr el objetivo deseado, de su fortaleza arrolladora, de su cabezazo irrepetible, de su aptitud ganadora y su “estrella” única que lo ha llevado a vivir situaciones límite en su carrera profesional y vida personal que lo ayudaron siempre a rehacerse y salir adelante.
No quiero hacer de este reconocimiento escrito hacia su figura, un texto muy extenso, solo darle mi agradecimiento de hincha bostero por todas las alegrías que me hizo vivir, que nos hizo vivir, por esos goles definitorios y los que no lo fueron tanto (porque siempre los goles son importantes), por los gritos interminables a boca y corazón abiertos que cientos de veces compartimos con él, por los goles a River, al Real Madrid, a todos los equipos que enfrentó, por el gol que clasificó a Argentina al Mundial de Sudáfrica 2010, por su pasión, su generosidad, su humildad (reitero estas virtudes porque no son comunes encontrarlas con tanta nobleza en un jugador que ha logrado lo que él alcanzó), su reconocimiento al hincha de Boca, su decisión de retirarse con la camiseta xeneize, por su incansable búsqueda de victoria, por su compañerismo y por habernos hecho felices durante tantos años seguidos.
Palermo, Martín, mi querido Martín Palermo está en el podio de los más grandes jugadores de la historia de Boca Juniors junto a otros grandes emblemas nuestros como Maradona, Riquelme, Rojitas, Barros Schelotto, Tévez, Gatti, Mouzo, Marzolini, Márcico, Roma, Potente, Rattín, Varallo, Boyé, Suñé, Córdoba, Batistuta, Giunta, Sarlanga, Pernía, Abbondanzieri, Ibarra, Cherro, Navarro Montoya, Pescia, Battaglia, Tarasconi, Madurga, Lazzatti, Martínez, Bermúdez, Latorre, Musimessi y tantos más
Mi profundo agradecimiento a vos Martín, porque me hiciste vibrar, gritar, alegrar y hasta llorar como hincha de fútbol. Mi eterno respeto como goleador y persona. Mi profunda gratitud por haberte podido disfrutar tantos años como espectador presente en la cancha donde hoy te despedís del fútbol. Me siento un privilegiado, no solo por el hecho de haber podido ver en vivo a Diego, de disfrutarlo hoy a Messi, sino por la gran posibilidad de decir el día de mañana: “Yo grité todos los goles de Palermo”.
¡¡¡Gracias por todo Martín!!! ¡¡¡Gracias, gracias, gracias, muchas gracias de todo corazón!!!