Quiero dedicarle hoy, mi humilde lugar cibernético a un jugador de fútbol que más allá de su profesión y representatividad, es un símbolo y un sentimiento hecha pasión. Él se llama Martín Palermo y esta tarde-noche jugará su último partido en la cancha de Boca, equipo de mis amores y club que lo ha cobijado deportivamente desde 1997.
Se ha dicho, escrito y polemizado mucho sobre su figura y manera de jugar, los detractores de siempre lo tildaron de patadura, burro, bestia y otros sinónimos por el estilo, sus simpatizantes lo hemos defendido “a capa y espada” (por lo menos, yo lo hice siempre) ante alguna circunstancia desfavorable, algún gol errado o penal desviado, los periodistas han ocupado horas, días, semanas, meses y podría llegar a arriesgar hasta años de sus horas de vida laboral, hablando bien y mal sobre él, los hinchas de otros clubes lo han criticado, insultado y vapuleado, pero también, terminaron admitiendo su importancia e indiscutible raza goleadora. Como suele suceder con los personajes que traspasan sensaciones y pareceres, Palermo es un sentimiento, a esta altura de los hechos y más allá de estadísticas, numerologías, cantidad de goles oficiales y no oficiales, hoy se despide de La Bombonera , un símbolo muy importante para los hinchas de Boca; no solo por todo lo que nos brindó dentro de la cancha (que fue realmente mucho), sino por lo que representa fuera de ella, también.
Martín, “el Loco”, “el Titán”, “el Optimista del gol” es un hombre que ha sabido llevar su carrera deportiva y su vida personal dentro de un marco de respeto, seriedad, profesionalismo y estabilidad que pocos han podido lograr. Por supuesto que mi admiración por él de hincha fanático, no me obnubila ciegamente para saber que es un ser humano con errores y virtudes, como todos tenemos, pero su ejemplo de temple, respeto, caballerosidad, ubicación y humildad, lo colocan entre los futbolistas destacables de la historia de nuestro deporte más popular. Ni hablar de su grandeza dentro del área, de su espíritu de lucha, de su incansable insistencia para lograr el objetivo deseado, de su fortaleza arrolladora, de su cabezazo irrepetible, de su aptitud ganadora y su “estrella” única que lo ha llevado a vivir situaciones límite en su carrera profesional y vida personal que lo ayudaron siempre a rehacerse y salir adelante.
No quiero hacer de este reconocimiento escrito hacia su figura, un texto muy extenso, solo darle mi agradecimiento de hincha bostero por todas las alegrías que me hizo vivir, que nos hizo vivir, por esos goles definitorios y los que no lo fueron tanto (porque siempre los goles son importantes), por los gritos interminables a boca y corazón abiertos que cientos de veces compartimos con él, por los goles a River, al Real Madrid, a todos los equipos que enfrentó, por el gol que clasificó a Argentina al Mundial de Sudáfrica 2010, por su pasión, su generosidad, su humildad (reitero estas virtudes porque no son comunes encontrarlas con tanta nobleza en un jugador que ha logrado lo que él alcanzó), su reconocimiento al hincha de Boca, su decisión de retirarse con la camiseta xeneize, por su incansable búsqueda de victoria, por su compañerismo y por habernos hecho felices durante tantos años seguidos.
Palermo, Martín, mi querido Martín Palermo está en el podio de los más grandes jugadores de la historia de Boca Juniors junto a otros grandes emblemas nuestros como Maradona, Riquelme, Rojitas, Barros Schelotto, Tévez, Gatti, Mouzo, Marzolini, Márcico, Roma, Potente, Rattín, Varallo, Boyé, Suñé, Córdoba, Batistuta, Giunta, Sarlanga, Pernía, Abbondanzieri, Ibarra, Cherro, Navarro Montoya, Pescia, Battaglia, Tarasconi, Madurga, Lazzatti, Martínez, Bermúdez, Latorre, Musimessi y tantos más
Mi profundo agradecimiento a vos Martín, porque me hiciste vibrar, gritar, alegrar y hasta llorar como hincha de fútbol. Mi eterno respeto como goleador y persona. Mi profunda gratitud por haberte podido disfrutar tantos años como espectador presente en la cancha donde hoy te despedís del fútbol. Me siento un privilegiado, no solo por el hecho de haber podido ver en vivo a Diego, de disfrutarlo hoy a Messi, sino por la gran posibilidad de decir el día de mañana: “Yo grité todos los goles de Palermo”.
¡¡¡Gracias por todo Martín!!! ¡¡¡Gracias, gracias, gracias, muchas gracias de todo corazón!!!
Me emocioné, yo también grité todos sus goles, algunos hasta la afonía otros hasta las lágrimas.
ResponderEliminarAbrazo de gol!
Gracias por tu emotivo mensaje, Claudito! Lo vamos a extrañar como a nadie!
ResponderEliminarUn abrazo grande.
INCREIBLE BROTHER !!!!
ResponderEliminarTan simple como exacto. Ya te extraño Martín.
ResponderEliminarEs muy lindo coincidir en emociones y sentimientos como el que nos provocó, provoca y provocará Martín, queridos Lucky y Mati. ¡Cómo lo vamos a extrañar!
ResponderEliminarSos un capo, Netti!!! Y tenías que ser bostero!!! Grande ídolo!!! Aguante Martiiiiiinnnnn!!!
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Jorge. Un abrazo.
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