Soy consciente que todos los que nos exponemos de una u otra manera sobre un escenario, en televisión, en radio, en los medios en general, estamos comprometidos con la mirada del público y del periodismo y debemos aceptar las opiniones, sean críticas y/o elogiosas de la misma forma, nos gusten o no nos gusten, estemos de acuerdo o no con ese parecer que nos enjuicia. También asumo que muchos artistas manipulan sus vidas privadas para permanecer vigentes y que esa faceta personal que tanto interesa a cierta parte del periodismo especializado, es una herramienta que puede jugar a favor o en contra, según quién o quiénes la utilicen y dónde, cuándo o cómo se manipule. Cada uno es dueño de hacer con su vida personal y carrera profesional lo que se le antoja, cada quien es libre de actuar, proceder y andar por el mundo como quiera, pero más allá de esta libertad a la que hago referencia, creo, me parece, que existen pautas de buenas costumbres, que uno debe respetar; por lo menos, eso es lo que mis padres me inculcaron desde niño y lo que aprendí desde la enseñanza escolar que tuve.
Desde hace largos años a esta parte, los valores de la sociedad en general se han ido trastocando, los códigos de respeto y ubicación, se fueron modificando y el ámbito artístico no queda al margen de esta realidad. Sin dejar de saber que siempre existieron bajezas, maltratos y posturas polémicas dentro del ambiente artístico, por parte de algunos que se prestaron a ese juego, por lo menos difícil de evaluar, hoy nos encontramos con situaciones, posiciones y acciones humanas dentro del medio, que rozan lo indigno, lo triste y lo denigrante.
Reitero una vez más, dentro de estas reflexiones que me surgen en este espacio cibernético, que si hay algo que no soy, es ser moralista, todo lo contrario, y lo vuelvo a mencionar porque en otros apuntes que he volcado en el blog, recibí comentarios erróneos o mal interpretados por parte de algunos que leen este humilde rincón de opinión, sobre mi moral. No soy moralista, nunca lo fui y tampoco lo seré, pero sí soy una persona que mantiene ciertos valores de dignidad, de respeto propio, de autovaloración y de buena educación. Esto no quiere decir que no tenga falencias como ser humano, que no haya cometido equivocaciones, que esté libre de pecados, ni nada que se le parezca, solo digo que mi impresión del confuso momento mediático que estamos viviendo es desagradable, porque veo el deterioro intelectual, la degradación espiritual y la decadencia ética.
Elegí como título de estas líneas, la palabra indignidad porque su definición en el Diccionario de
Muchas personalidades artísticas de renombre se encuentran inmersas en una vorágine perversa que ciertos medios proponen y que sin darse cuenta o sabiendo, lo desconozco, son punta de lanza para que todo el resto siga ese triste camino.
Podría enumerar muchísimos casos que sirven como ejemplo, pero acabo de ver uno que me causó una fea y triste sensación: un monólogo que Carmen Barbieri realizó en un show privado en la provincia de Tucumán donde hace referencia al tema de su separación con Santiago Bal, de una forma humillante y decadente para con su compañero durante veinticinco años y con ella misma.
Entre lo que pude observar de un video que grabaron en la discoteca donde la contrataron, dice: “ Por más que le puse 'Bravísima' a este espectáculo, mi marido me cagó con una de 20. Contame que al viejo no se le para. Y encima me tengo que bancar que me meta los cuernos con una de 20. Un día él me dijo: ‘me voy a hacer una cama solar’, porque tiene psoriasis… ¡pero tardó seis horas y media en volver! Lo que pasa es que tarda tanto para que se le pare. Seis horas y media trabajando, así que esta chica se merecía un auto y mucho más”, dijo Barbieri en referencia al supuesto regalo que su ex le habría hecho a la bailarina llamada Ayelén Paleo, la tercera en discordia. Para rematar su grotesca exposición, le dedicó otro fragmento de su monólogo a la chica en cuestión cuando la imitó diciendo: “Santiago me decía que estaba enamorado de mí, que le gustaban mis tetas. Como le cuesta que se le pare, yo le hago de psicóloga”. Triste y decadente me parece explotar comercialmente una circunstancia supuestamente íntima, privada, donde queda en evidencia que este tipo de situación le sirve para facturar y seguir humillándose en pos de más fama y dinero.
Por supuesto que Carmen Barbieri y Santiago Bal no son los únicos que utilizan sus vidas privadas para que se hable de ellos, al contrario, podría arriesgar que la gran mayoría de los que ocupan espacios preponderantes en programas, revistas, diarios y cuanto lugar se hable de “espectáculos”, son los que se prestan al juego perverso y decadente al cual me refiero.
Si el costo de estar vigente en los medios es éste, prefiero continuar al margen de notas periodísticas, si el precio que hay que pagar para que hablen de uno es semejante aberración, me inclino a estar en las sombras del estrellato mediático, si debemos prestarnos a tal envilecimiento, elijo quedar de lado.
En fin… como mencioné al comienzo de este comentario, cada cual hace de su destino lo que quiere y elige el camino que mejor le parece, pero lo que no van a poder eludir es que los citen como indignos de su honor, orgullo y amor propio, porque mostrando sus miserias tan masivamente, quedan mucho más expuestos y desprotegidos.
Clap, clap, clap, clap, clap, clap, clap!!!!! Solo aplausos para lo que escribiste!!! Brillante y exacta realidad de lo que nos pasa no solo en el ambiente artístico sino en la sociedad en general. Felicitaciones!!!
ResponderEliminarel es un viejo pajero y me da ascoooooooo
ResponderEliminares verdad se deben al publico y el show debe continuar
ResponderEliminarNo voy a cuestionar la moral de nadie, porque tampoco me gusta que cuestionen la mía...No soy moralista, nunca lo fui y tampoco lo seré, pero sí soy una persona que mantiene ciertos valores de dignidad, de respeto propio, de autovaloración y de buena educación como vos decís. Pero todo tiene un límite y la Sra., los pasó!Sí se me permite mi humilde opinión... se está equivocando.
ResponderEliminarPeeeeeeeeeeeero... tb son muchos años juntos y muchas cosas vividas (falta de trabajo, enfermedades, etc) y ella siempre acompañándolo, siempre caminando a la par de él. Nunca adelante o atrás, siempre al lado. Y duele, yo creo q está abriendo la boca desde el dolor (no justifica o sí) la humillación para quien fue su compañero de vida durante 25 años. Cdo se dé cta las barbaridades que dijo o dice tal vez se arrepienta...?
Cariños Orlando!
Como siempre un placer leer tu humilde espacio.
ME QUEDO CON LA CARMEN DE AÑOS ATRAS DE LA EPOCA DEL TABARIS O DE MOVETE EN AMERICA , ESTA ES MUY CONFLICTIVA ... PERO PEOR ES LA VIEJA DE MIERDA DE MORIA CASAN , QUE ESTA CADA VEZ MAS MALA Y RESENTIDA CON LOS DEMAS ... PACHANO ?? INSOPORTABLE Y SIEMPRE HISTERICO , ESO NO VENDE X MAS QUE EL DIGA TENER TALENTO !! JAJAJA ... Y LA POBRE ALFANO ESTA CADA VEZ MAS LOCA Y ODIADA !!
ResponderEliminarMarcelo: yo tambien me quedo con la carmen de antes,la que demostraba ser simple, transparente, sensible y humilde. Ahora la veo conflictiva, polémica y hasta a veces me resulta sobervia. La que se presta al juego del QUE EL O ELLA DIJO Y QUE NO NO DIJE ect, ect. Para mi eso la degrada como artista,la desmerece. Ojalá yo me equivoque, pero es eso lo que ella me vende.
ResponderEliminarP.D: etc,etc. ( señalo el error) gracias.
Excelente Orlando!!! Lúcido y verdadero!!! Tu post deberías editarlo en algún diario para que no quede solo acá y en aquellos que pasan por este blog nada más. Te felicito por tu lucidez y escritura. La verdad que es tristísimo ver a gente con trayectoria como Bal y Barbieri haciendo este papelón, pero peor es lo de ella por utilizarlo de esa forma tan vil. Me repugna su actitud.
ResponderEliminarNo te sientas ni perdido, ni extrañado ni confundido en tu medio artístico, Orlando, los que están desubicados son los que hoy tienen pantalla y los que les dan esa pantalla que lo único que generan es basura. Los artistas verdaderos y talentosos, aunque no tengan esa pantalla, siempre están el el corazón de la gente. Con afecto, loco.
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