MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
viernes, 29 de junio de 2012
PÉRDIDAS QUERIDAS
Para poder
escribir sobre todo lo que quisiera, tendría que disponer de más tiempo libre y
al no contar con períodos más amplios dedicados a este blog, dejo sin comentar
muchas cosas que me provocan compartir con quienes casual o causalmente, pasan
por aquí.
Empezando por “Imagínate Flecha Juventud” en radio Del Plata en la década del ´70, que yo sintonizaba desde mis 11 o 12 años, antes de dormirme, porque me gustaba la música que pasaba y podía escuchar a Los Beatles, que eran su pasión musical y también la mía a esa temprana edad, pasando por “A mi manera” y “Piedra Libre” en
Personalmente, tengo muchos momentos compartidos a lo largo de sus 42 años de trayectoria y mis 27 de cantante, entre los que recuerdo con afecto sincero su personal voz, mencionando mi nombre al presentarme en distintas ocasiones, temporadas de verano en Mar del Plata, coincidiendo en eventos y fiestas, teniendo el privilegio de compartir con él, la presentación de ternas en el Festival Oti de
jueves, 14 de junio de 2012
GARGANTA DE BLUES
La vida es muy corta y en
cualquier momento se puede interrumpir abruptamente, por eso tenemos que
aprender a disfrutarla día tras día y poner en práctica lo que muchas veces
repetimos de la boca para afuera, pero no llevamos a cabo cotidianamente,
cuando hacemos referencia al aprovechamiento de los lindos momentos, de las
buenas compañías, de la familia, los amigos y la gente querida.
Adrián Otero, gran cantante,
talentoso artista argentino, falleció súbitamente hace dos días en un accidente
automovilístico y produjo un vacío más dentro del golpeado mundo de la música
argentina. Los golpes a los que me refiero, no solo son profesionales, ya que
la industria musical de nuestro país, viene siendo bastante vapuleada desde
hace un largo tiempo a esta parte, sino también emocionales, porque en un lapso corto de tiempo, hemos perdido físicamente a varios importantes representantes
artísticos argentinos.
Otero fue un vocalista muy
personal, de gran calidad y distinguida presencia, que dejó su sello marcado a
fuego como cantante de Memphis, La
Blusera , una banda de blues y rock nacida en el año 1978, de
la cual fue voz mandante y compositor de gran parte de su repertorio desde 1980
hasta 2008.
Tuvieron muchos éxitos en su
extensa trayectoria, entre los cuales puedo recordar “Blues de las 6 y 30”, “La
flor más bella”, “La
Bifurcada ”, “Rodar o morir”, “Irresponsables”, “Un montón de
nada” y “Moscazo, pizza y fainá”, entre muchos otros.
Se dieron el gusto de tocar en el
Teatro Colón de Buenos Aires, acompañados por la Orquesta Sinfónica
Nacional, con quienes reversionaron sus canciones para la ocasión en mayo de
2002. Hicieron más de 2.300 presentaciones en vivo y grabaron 13 discos. Se
destacaron siempre por mantener una coherencia musical y respetar su ideología
artística, además de transformarse con los años, en un sello indiscutido del
blues argentino.
Adrián Otero, porteño de ley,
hincha fanático de Vélez Sarfield y particular personaje, se caracterizó
siempre por su talento vocal, estilo personal y solvencia escénica, que
acompañaba con un estilo bohemio y frontal, en su forma de ser.
Es doloroso perder artistas de su
talla y mucho más cuando todavía tenía mucho para entregar y compartir con
todos los que lo admiramos.
Tenía solo 53 años y hacía 4 que había
reestructurado su vida personal y también su carrera artística, grabando su disco
debut como solista titulado “Imán”, motivo por el cual tuve oportunidad de
relacionarme más asiduamente de lo que lo había echo en años anteriores,
coincidiendo circunstancialmente en eventos, reuniones y festivales. Mi labor
como productor general durante dos años de una radio de rock nacional dirigida
por Gustavo Lutteral (RPN 93.7), permitió el contacto más directo entre
nosotros y que descubriera a un tipo muy cordial, afable y afectivo, además del
conocimiento que ya tenía sobre su calidad artística.
Lamentablemente, un accidente
automovilístico en la autopista Rosario-Córdoba, tras una imprudencia o
descuido por apagar un cigarrillo, según contó su sobreviviente acompañante Analía
Miguel, provocó el fallecimiento, después de varios trompos y volcar en su
Honda Accord, modelo ´94, que él mismo manejaba.
Para cerrar este sentido recuerdo
en su memoria, quiero compartirles una autodefinición que Adrián hizo en una
entrevista de 2001 sobre sí mismo: - “Siempre fui un hombre muy popular, fui a
colegios del Estado, paré en la esquina, soy un muchacho de barrio. Cuando
aparecí en la tele, todos los vecinos dijeron: “¿Mirá vos?… Trabaja”, sino
nadie sabía qué hacía yo volviendo casi
siempre a las dos de la mañana”. -
Quedará su recuerdo imborrable en
todos los amantes del blues y su voz única, con ese toque característico
rasposo y personal, permanecerá inalterable de aquí a la eternidad.
jueves, 7 de junio de 2012
ESTELA RAVAL: BONDAD, TALENTO y GENEROSIDAD
Ayer, a los 77 años, falleció Estela Raval, una
de las artistas más importantes de Argentina y una de las
personas del medio artístico con más bondad y generosidad que he conocido.
Tuve la suerte de compartir mis
primeros años como profesional de la música en la misma compañía discográfica
(CBS) y desde el primer momento que nos presentaron, sentí su bonhomía y
delicadeza. Tengo el registro gráfico de ese momento y con él, su recuerdo
latente de la gran persona que era Estela. Una mujer buena, noble, genuina, que
siempre transmitía buena energía.
Artísticamente hablando, una de las más
grandes de nuestro país, con una vasta y exitosa trayectoria internacional, que
la ubica entre las figuras más significativas del mundo artístico.
Desde muy niña, se destacó por
sus aptitudes vocales y a los 12 años, junto a su hermano Manuel Ravallo,
bandoneonista, apodado “El Colorado”, empezó a cantar de manera profesional,
interpretando temas folclóricos. A comienzos de los años ´50, integró el trío
“Las Alondras”, con quienes visitó algunos países limítrofes. En 1956, formó
parte de un cuarteto vocal llamado “Los Cuatro Bemoles” y con ellos grabó
algunas canciones y siguió realizando presentaciones. Un año más tarde (1957),
junto a Ricardo Romero, padre de sus 3 hijos, formaron un quinteto denominado
“Los Cinco Latinos”, donde compartía escenario con el mismo Romero, Héctor
Buonsanti, Mariano Crisiglione y Jorge Pataro; a los dos años, Pataro fue
reemplazado por Carlos Antinori, quien formó parte del grupo hasta la
actualidad.
Tuvieron una gran repercusión y grabaron discos que marcaron época, no solo en los países de Latinoamérica sino también en los de Europa y Estados Unidos. Una de las canciones más emblemáticas del grupo vocal es “Balada de la trompeta”, que recorrió todo el mundo durante décadas.
En 1970, Estela inició su carrera
como solista, siempre acompañada por su marido Ricardo Romero, que además de
asesorarla musicalmente, se hizo cargo de su manejo profesional. Grabó dos discos
con el “Trío Los Panchos” y completó una discografía como solista de 12
producciones, a la que se suman 22 Long Plays con “Los Cinco Latinos” (desde el
´58 al ´69) y 18 discos más en su última
etapa desde 1982 como “Estela Raval y Los Cinco Latinos”. También realizó un
disco doble con Alberto Cortez y muchas participaciones junto a otros cantantes
en duetos donde siempre se destacaba su fresca y afinada voz.
Tengo muchos momentos atesorados
junto a Estela y siempre han sido marcados por su calidez, cobijo y simpatía;
menciono estas tres características porque siempre ha sido cálida conmigo en
sus charlas y consejos, me he sentido cobijado por su generosidad y
espontaneidad y he disfrutado también de su simpatía y humor. Mientras escribo
estas líneas, comparto con ustedes algunos instantes que retrotrae mi memoria
donde he disfrutado de ella y con ella. Puedo citar el verano de 1988 en Mar
del Plata donde compartí casi cotidianamente esos meses con ella, que trabajaba
en el Hotel Hermitage junto a mi querida Dorys Del Valle, Emilio Disi, Raúl Lavié y gran
compañía, los que después de las funciones y la cenas post teatro, se quedaban
en grupos jugando a las cartas, al bingo, a la ruleta o simplemente charlando,
pasándola bien; yo hacía base en Mar del Plata, saliendo de gira por distintas
localidades de la costa y mi amistad con Martín Guerrero, hijo de Dorys, hacía
que estuviera mucho tiempo con ellos y con Estela.
Recuerdo su presencia en mi
camarín, después de brindarme el honor de su visita como espectadora en un show mío
que daba en Tío Curzio, encuentros en distintos eventos, en estrenos, en
espectáculos, en festivales musicales que hemos compartido como invitados, en la grabación del ya mítico tema "Argentina es nuestro hogar", donde varios artistas argentinos nos juntamos en pos de juntar fondos para los damnificados de las inundaciones ocurridas en 1985, en
fin… infinidad de coincidencias profesionales y por qué no también personales,
ya que sus hijos fueron al Instituto Lange Ley, colegio al que también fui yo,
ubicado a la vuelta de su linda casa de la calle Ugarteche en el barrio de
Palermo.
Haciendo honor a su nombre,
Estela, dejó estelas diversas en todos los que la conocimos. Estelas de
cordialidad, de bondad, de generosidad, de humanidad, de calidez y en su faceta
artística, las estelas de talento, de respeto, de permanencia y calidad, continuarán por siempre en el recuerdo del público que la admiró, admira y
admirará, ya que Estela Raval, forma parte de la galería “estelar” de
artistas argentinos que se mantendrán eternamente en el cariño de la gente.
viernes, 1 de junio de 2012
ARGENTINIDAD AL PALO
La argentinidad al palo, además del título de una canción de
Bersuit Vergarabat, es una frase que nos posiciona en nuestra idiosincrasia en
tiempo y espacio, ya que es una compacta y concreta idea de nuestra forma de
actuar como sociedad, como país, que sirve para cualquier orientación política,
partidaria.
La argentinidad que muchas veces confundimos con
irracionalidad, irritabilidad o irresponsabilidad, hace que estemos al palo en
distintas ocasiones, porque muchas otras veces a lo largo de la historia, nos
damos con un palo a nosotros mismos, o generamos que esos palos nos atemoricen y
nos callen.
No voy a hacer un análisis social de nuestra identidad
argentina y tampoco repartiré palos para describirnos como país, como
nación, sino que simplemente quiero reflexionar sobre la complejidad que nos
caracteriza como ciudadanos de esta tierra bendita en tantos y tan amplios
aspectos.
Desde que tengo uso de razón, o por lo menos, desde que
empecé a tomar conciencia del significado y la importancia que tiene para todos
la política, soy testigo de las antinomias, de las ideas enfrentadas, de las
distancias ideológicas y esos eternos enfrentamientos, lo único que logran es más alejamiento entre los que
piensan diferente.
Estoy totalmente convencido de que la mejor forma que tiene un país para vivir es el
sistema democrático, donde todos puedan expresarse, donde todos tengamos la libertad
de decir lo que pensamos, todos vivamos en comunión, más allá de los disímiles
puntos de vista de unos y otros.
Antes, eran los partidos políticos los que generaban
movilizarnos, ahora son las personas elegidas las que nos apasionan o irritan,
pero siempre somos nosotros, los que habitamos nuestro territorio, los únicos beneficiarios
o perjudicados de nuestro propio accionar ciudadano.
No soy partícipe de la discusión ni de la
pelea; creo que ninguna confrontación que contenga una cuota de agresividad, es positiva, aunque casi inevitablemente es lo que vivimos hoy y lamentablemente, hemos transitado reiteradamente a lo largo
de los doscientos dos años democráticos que estamos cumpliendo en este 2012
(con algunas interrupciones forzosas de períodos oscuros, nefastos que nunca más debemos
soportar).
No voy a referirme a los que se alinean de un lado de
quienes nos gobiernan, creyendo que todo está bien y tampoco de los acérrimos
contras, que todo lo ven con malos ojos y “fogonean” insistentemente para que
todo esté mal; voy a dar mi opinión de ciudadano común que quiere de todo
corazón que a TODOS nos vaya muy bien.
No es fácil lograr la unidad de pensamientos en su totalidad, ciento por
ciento, nada fácil, siempre existieron, existen y existirán diferencias, pero
me parece que es momento de darnos cuenta que lo mejor para TODOS es ser más contemplativos,
más abiertos, más moderados y menos pasionales, menos extremistas, menos inflexibles.
Quizás es utópico lo que pido, quizás sea casi imposible, pero tengo la sensación de
que es lo más inteligente para el bienestar común.
Un punto central, vital para que Argentina mejore
definitivamente es cumplir realmente con lo que se dice. Los políticos
acostumbran a prometer cosas que después, muchas de ellas, quedan en el camino,
inconclusas, sin realizar y empiezan a mediar
presiones, conveniencias del sistema ya establecido que hacen inviable las
buenas intenciones transmitidas. A lo mejor, el comienzo real de un cambio a lo
ya establecido, sea terminar con la corrupción, con los “arreglos”, con los
“curros” y también con la hipocresía, no solo de los funcionarios públicos sino
también de nosotros mismos, los ciudadanos, que le damos nuestro apoyo
mayoritariamente a un candidato/a y después pareciera que nadie lo/a votó.
Coincido en muchos aspectos y decisiones de este modelo que nos gobierna desde 2003 y soy consciente de que existen muchas cosas por hacer, corregir y mejorar; también creo que aquellos que no comparten las formas y el manejo político actual, están tan fanatizados en denostar el esquema como los que lo defienden a rajatabla. No comparto ni una cosa, ni otra. Nada que tenga relación con la intransigencia, la intolerancia y la "bravuconada", me gusta y sí apoyo el apasionamiento y el entusiasmo desde la mesura y la prudencia.
Argentina es nuestra patria, la tierra donde descansan
nuestros antepasados y en la que criamos a nuestros hijos, el lugar que nos
despierta un sentimiento difícil de explicar muchas veces, pero que es parecido
al amor. Un amor difícil, voluble, cambiante, sensible, que nos tiene que hacer
notar la importancia de la razón, del entendimiento, dejando de lado los
egoísmos, anteponiendo la dignidad fundamentalmente, que trae consigo
educación, salud, seguridad, servicios sociales, todo lo que nos merecemos los
que trabajamos honestamente para crecer y progresar con libertad y sin
complejos.
Reitero, corrupción hubo siempre y lamentablemente es uno de
los principales males que nos impiden crecer como país, cosa que si pudiéramos
corregir, otro sería el cantar, pero también el enfrentamiento permanente es
otro gran mal que nos aqueja, la manera de llevar a los extremos cualquier
discusión, poniéndonos de una vereda sin siquiera pensar en cruzar a la otra
para intentar un acercamiento, una concertación. No quiero más que mi país,
nuestra bendita Argentina, sea un espacio donde no se puede acordar, donde la
destrucción sea una forma de construir política, y lo digo, nuevamente, por los de un lado y
por los del otro, sin diferencias. Deseo abiertamente y desde las mejores
intenciones y pensamientos que de una vez por todas, nos demos cuenta que
tenemos TODO para ganar, pero desde el acercamiento, la comprensión y la
amplitud de criterios.
Argentinidad al palo, con nuestras contradicciones,
exitismos, decadencias, maravillas, tragedias, alegrías, con nuestros alimentos
para brindárselos al mundo que los necesita, con nuestros recursos naturales,
nuestra buena gente, solidaria, pacífica, de buena voluntad, con esos
argentinos al palo que deberían ser igual de inteligentes, pero menos
“chantas”, igual de hospitalarios, pero más solidarios, igual de creativos,
pero más disciplinados, igual de emprendedores, pero más respetuosos de la ley,
con todos esos valores muy nuestros que van de la mano de un disvalor que nos
contrapesa.
Argentinidad al palo, pero a favor de nuestro bien común.
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