Ayer, a los 77 años, falleció Estela Raval, una
de las artistas más importantes de Argentina y una de las
personas del medio artístico con más bondad y generosidad que he conocido.
Tuve la suerte de compartir mis
primeros años como profesional de la música en la misma compañía discográfica
(CBS) y desde el primer momento que nos presentaron, sentí su bonhomía y
delicadeza. Tengo el registro gráfico de ese momento y con él, su recuerdo
latente de la gran persona que era Estela. Una mujer buena, noble, genuina, que
siempre transmitía buena energía.
Artísticamente hablando, una de las más
grandes de nuestro país, con una vasta y exitosa trayectoria internacional, que
la ubica entre las figuras más significativas del mundo artístico.
Desde muy niña, se destacó por
sus aptitudes vocales y a los 12 años, junto a su hermano Manuel Ravallo,
bandoneonista, apodado “El Colorado”, empezó a cantar de manera profesional,
interpretando temas folclóricos. A comienzos de los años ´50, integró el trío
“Las Alondras”, con quienes visitó algunos países limítrofes. En 1956, formó
parte de un cuarteto vocal llamado “Los Cuatro Bemoles” y con ellos grabó
algunas canciones y siguió realizando presentaciones. Un año más tarde (1957),
junto a Ricardo Romero, padre de sus 3 hijos, formaron un quinteto denominado
“Los Cinco Latinos”, donde compartía escenario con el mismo Romero, Héctor
Buonsanti, Mariano Crisiglione y Jorge Pataro; a los dos años, Pataro fue
reemplazado por Carlos Antinori, quien formó parte del grupo hasta la
actualidad.
Tuvieron una gran repercusión y grabaron discos que marcaron época, no solo en los países de Latinoamérica sino también en los de Europa y Estados Unidos. Una de las canciones más emblemáticas del grupo vocal es “Balada de la trompeta”, que recorrió todo el mundo durante décadas.
En 1970, Estela inició su carrera
como solista, siempre acompañada por su marido Ricardo Romero, que además de
asesorarla musicalmente, se hizo cargo de su manejo profesional. Grabó dos discos
con el “Trío Los Panchos” y completó una discografía como solista de 12
producciones, a la que se suman 22 Long Plays con “Los Cinco Latinos” (desde el
´58 al ´69) y 18 discos más en su última
etapa desde 1982 como “Estela Raval y Los Cinco Latinos”. También realizó un
disco doble con Alberto Cortez y muchas participaciones junto a otros cantantes
en duetos donde siempre se destacaba su fresca y afinada voz.
Tengo muchos momentos atesorados
junto a Estela y siempre han sido marcados por su calidez, cobijo y simpatía;
menciono estas tres características porque siempre ha sido cálida conmigo en
sus charlas y consejos, me he sentido cobijado por su generosidad y
espontaneidad y he disfrutado también de su simpatía y humor. Mientras escribo
estas líneas, comparto con ustedes algunos instantes que retrotrae mi memoria
donde he disfrutado de ella y con ella. Puedo citar el verano de 1988 en Mar
del Plata donde compartí casi cotidianamente esos meses con ella, que trabajaba
en el Hotel Hermitage junto a mi querida Dorys Del Valle, Emilio Disi, Raúl Lavié y gran
compañía, los que después de las funciones y la cenas post teatro, se quedaban
en grupos jugando a las cartas, al bingo, a la ruleta o simplemente charlando,
pasándola bien; yo hacía base en Mar del Plata, saliendo de gira por distintas
localidades de la costa y mi amistad con Martín Guerrero, hijo de Dorys, hacía
que estuviera mucho tiempo con ellos y con Estela.
Recuerdo su presencia en mi
camarín, después de brindarme el honor de su visita como espectadora en un show mío
que daba en Tío Curzio, encuentros en distintos eventos, en estrenos, en
espectáculos, en festivales musicales que hemos compartido como invitados, en la grabación del ya mítico tema "Argentina es nuestro hogar", donde varios artistas argentinos nos juntamos en pos de juntar fondos para los damnificados de las inundaciones ocurridas en 1985, en
fin… infinidad de coincidencias profesionales y por qué no también personales,
ya que sus hijos fueron al Instituto Lange Ley, colegio al que también fui yo,
ubicado a la vuelta de su linda casa de la calle Ugarteche en el barrio de
Palermo.
Haciendo honor a su nombre,
Estela, dejó estelas diversas en todos los que la conocimos. Estelas de
cordialidad, de bondad, de generosidad, de humanidad, de calidez y en su faceta
artística, las estelas de talento, de respeto, de permanencia y calidad, continuarán por siempre en el recuerdo del público que la admiró, admira y
admirará, ya que Estela Raval, forma parte de la galería “estelar” de
artistas argentinos que se mantendrán eternamente en el cariño de la gente.
Escucho a Estela Raval y recuerdo a mis padres,disfrutando del arte de esta gran dama.
ResponderEliminarQUE LINDA SIEMPRE TAN SEÑORA.LO LAMENTO
ResponderEliminarla extraño mucho.
ResponderEliminarla extraño mucho.
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