Anoche asistí a una función especial que se realizó para
periodistas e invitados del nuevo espectáculo del talentoso Martín Bossi, “Bossi,
Big Bang Show”, que junto a mi querido Manuel Wirzt, Jorge ‘Carna’ Crivelli, cinco coristas y una
orquesta de quince músicos, presentan en el teatro Astral de
Buenos Aires.
Una vez más, reitero que no soy crítico de nada, ni intento
serlo, solo comparto mi opinión como espectador con todos los que, de vez en cuando, se dan una
vuelta por aquí para repasar sentimientos, pareceres y
sensaciones personales.
Bossi es un gran artista, un actor que sabe explotar de manera soberbia sus aptitudes y capacidad de trabajo en pos del beneficio propio, pero también del público, porque desde que se levanta el telón hasta que se baja, después de un poco más de dos horas y media de excelente entretenimiento, uno percibe su goce, su disfrute y su placer personal por brindarse a la gente de forma rebosante y plena, hecho que la concurrencia agradece y disfruta completamente.
Bossi es un gran artista, un actor que sabe explotar de manera soberbia sus aptitudes y capacidad de trabajo en pos del beneficio propio, pero también del público, porque desde que se levanta el telón hasta que se baja, después de un poco más de dos horas y media de excelente entretenimiento, uno percibe su goce, su disfrute y su placer personal por brindarse a la gente de forma rebosante y plena, hecho que la concurrencia agradece y disfruta completamente.
Sus interpretaciones y caracterizaciones de Ray Charles,
Louis Armstrong, Frank Sinatra, John Lennon, Joe Cocker, Rod Stewart, Elton
John, Michael Jackson, Freddie Mercury y algunos otros cantantes lo muestran una vez más como un
excelente histrión, que sabe absorber y representar como pocos la esencia de
los artistas que elige encarnar. No estoy descubriendo nada para aquellos que
lo vieron en sus anteriores espectáculos, pero sí puedo asegurarles a los que
no tuvieron la suerte de hacerlo aún, que Martín es un extraordinario
observador y un magnífico ejecutor artístico.
No quiero ser meloso en el comentario, ni adulador
desmesurado de las habilidades que Bossi detenta en escena, pero sí quiero
destacar la admiración que provoca verlo desdoblarse en cuestión de segundos
por momentos y a lo sumo, en un par de minutos, en otros, cuando cambia de personaje
y se transforma mágicamente en voz y presencia física.
La Big Band, orquesta integrada por quince exquisitos músicos y cinco bellas coristas, que sobresalen no solo en lo vocal sino también en lo físico, lo acompañan consistentemente y le dan el marco necesario a nivel armónico, melodioso y rítmico en los variados segmentos donde participan brillantemente conducidos por mi amigo del alma, Manuel Wirzt, que además de ser el verdadero director musical del espectáculo, lo personifica actoralmente, en una participación especial, envuelto en un característico frac de gala que le sirve como armadura para divertir y entretener a los asistentes en varios pasajes del show. Además, Manuel, canta uno de sus éxitos “Donde quiera que estés”, se anima a una interpretación en perfecto italiano y desarrolla una parodia sobre algunos films muy graciosa y ocurrente, que lo presenta de modo cabal como el multifacético artista que es.
La Big Band, orquesta integrada por quince exquisitos músicos y cinco bellas coristas, que sobresalen no solo en lo vocal sino también en lo físico, lo acompañan consistentemente y le dan el marco necesario a nivel armónico, melodioso y rítmico en los variados segmentos donde participan brillantemente conducidos por mi amigo del alma, Manuel Wirzt, que además de ser el verdadero director musical del espectáculo, lo personifica actoralmente, en una participación especial, envuelto en un característico frac de gala que le sirve como armadura para divertir y entretener a los asistentes en varios pasajes del show. Además, Manuel, canta uno de sus éxitos “Donde quiera que estés”, se anima a una interpretación en perfecto italiano y desarrolla una parodia sobre algunos films muy graciosa y ocurrente, que lo presenta de modo cabal como el multifacético artista que es.
Bossi también conversa con los maravillados espectadores y bajo su carisma
e ingenio (los textos le pertenecen), acaricia algunos resortes emotivos del
pasado, que llegan directos al corazón de los que ya hemos cumplido treinta años
para arriba. Justamente, la emoción y la sensibilidad se acrecientan cuando les
toca el turno a los “Capo cómicos” que Martín eligió homenajear: desde el
ingenuo y querible Pepe Biondi en un video compartido con Garciela Borges y su
nietita, pasando por el recordado y analítico Tato Bores con uno de sus brillantes monólogos hasta el inolvidable e inmortal Alberto Olmedo junto al eficaz
e imborrable Javier Portales, personificado en forma inigualable por Jorge
Crivelli, el popular ‘Carna’, que produjo en mí una sensación única, nunca
antes experimentada, de creer ver en escena alguien que ya no está físicamente,
pero que parece haber vuelto a la vida durante el tiempo que dura el sketch.
Debo hacer una mención especial a la interpretación del querido ‘Carna’, porque
es verdaderamente impresionante su parecido, que se asemeja a un clon, y a su rol
actoral, que revive movimientos, posturas y tonos de voz casi exactos al fraternal
compañero del entrañable ‘Negro’ Olmedo.
Los que asistimos anoche a la función, tuvimos algunos ‘regalos’
extra que pudimos disfrutar como la presencia de Adriana Brodsky, emblemática
‘chica Olmedo’ que todos recuerdan como ‘la 'bebota' del Manosanta’ y que ‘Borges y
Álvarez’ hicieron subir con ellos para participar de la soberbia evocación que
componen y el fantástico momento que la impronta de Bossi creó cuando en el
repaso musical de las distintas décadas, haciendo mención de la desaparecida
tanda de “lentos” (que los más jóvenes casi desconocen), hizo bajar la
característica bola de espejos y levantar al público de sus butacas para que
todos los que estábamos acompañados, bailáramos una balada de Roxette aferrados
a nuestra pareja; allí, por un par de minutos, pudimos revivir una época ya
extinguida en las actuales fiestas y reuniones sociales, estableciendo un
instante tan tierno como susceptible al corazón.
Celebro este show, ensalzo su mensaje, festejo sus
creaciones, admiro su talento y aplaudo fervientemente el arte evidenciado por
todos los que integran “Bossi, Big Bang Show”.
Cerrando mi comentario sobre este glamoroso, impactante y exquisito
show teatral, hago referencia al mensaje que rescata Martín Bossi tras su
máscara de colosal cómico e imitador, dejando una reflexión subliminal sobre
los códigos y valores perdidos de nuestra sociedad actual, que coincidentemente
concuerda con la nota que escribí hace unos días aquí, que titulé “Mediocridad cada
vez más mediocre”.
La cuidada producción general de Diego Djeredjian, asociado
a Jonatan Kassir, bien ejecutada por Sol Fariña más el correcto desempeño en la
dirección de Emilio Tamer, se suman a un estupendo trabajo de Pablo Vaiana en
iluminación y Juan Bar y Matías Fernández en sonido, operado por Gustavo
Ledesma y Roberto Reyna, junto a la coreografía de Alejandro Lavallén, el
vestuario de Romina Mengarelli, las caracterizaciones y maquillaje de Elena
Sapino, las máscaras y prótesis de Vanesa Giordano y la escenografía de Daniel
Feijóo. Soy consciente del largo listado de colaboradores que participan en el
espectáculo, pero me parece considerado mencionarlos a todos, como
reconocimiento a la buena labor de cada uno de ellos: Nelson Gesualdi (arreglos/piano),
Francisco Cordima (teclado), Julián Santagada (guitarra), Pablo Giménez (bajo),
Juan Cordima (batería), Cristian Torres (saxo), Mauro Bianchinelli (saxo), Iván
Barrios (trombón), Nahuel Aschei (trompeta), Alejandro Becerra (violoncello),
Pablo Raffo (viola), Catriel Galván (violín), Nicolás Fridman (violín),
Gabriela Laguzzi (coros/coach vocal), Paula Tapia (coros), Lila Frascara
(coros), Sonia Savinell (coros), Mariana Bugallo (actriz/coros), Christian
Petrone (asistente de dirección), Andrea Czarnick (stage manager), Gabriel
Martínez López (asesor de magia), Mike Sosa (coach de baile Michael Jackson),
Ary Hovassapian (asistente de producción), Victoria Acilu (asistente de
producción), Antonella Campaniello (asistente coreográfica), Mariana Laspiur
(pelucas), Mariana Del Valle Zabala (vestidora), Melanie Hovassapian
(vestidora), Umay Elías (asistente personal de dirección), Camila Torres
(asistente de vestuario general), Javier Laureiro (realizador de vestuario), Juleta
Tomaselli (asistente de realización de vestuario), Nena López (asistente de
realización de vestuario), Raquel Ibarra (asistente de realización de
vestuario), Enrique Betancourt (realización de vestuario de Martín Bossi),
Rodrigo Para Pana (peluquería y peinados de Martín Bossi), Diego Roselli
(pelucas y postizos para el staff), Sergio y Julio Pascoli (realizadores de la
Rocola), Javier Grillo (puestista de Leds en iluminación), Andrés Peña
(microfonista), Pablo Suárez (utilero), Gerardo Márquez (utilero), Luis Medina
(acomodador), Carlos Fernández (acomodador), Víctor Cabello Rivera
(acomodador), Juan Carlos Hougan (maquinista), Walter Costa (maquinista),
Baldomero Gómez (en boletería), Alicia Mistral (en boletería), Evelia Quintero
(en boletería), Cristian Viñals (en boletería) y Alejandro Veroutis
(responsable de la prensa y difusión del espectáculo).