Siempre es bueno poder expresarse y mucho más cuando la
iniciativa se produce en un espacio propio, donde uno se siente como en casa,
más allá de saber que internet es de todos y para todos. Este pequeño espacio
cibernético que cobija mis ideas, sensaciones y pensamientos, me posibilita de
manera franca, natural y espontánea volcar parte de lo que llevo dentro, lo que
me moviliza, lo que me activa, lo que me entusiasma y también compartir lo que
me neutraliza, lo que me molesta, lo que me detiene, lo que me incomoda.
Para poder ser transparente en cualquier orden de la vida,
es necesario despojarse lo más posible de la hipocresía, labor no menor en un
mundo que se caracteriza por ser básicamente hipócrita.
La hipocresía nos rodea constantemente. La hipocresía convive
en forma cotidiana entre nosotros. La hipocresía, en mayor o menor medida, nos
acompaña en muchos actos de nuestra vida. La hipocresía, a veces es inevitable,
otras, conveniente, otras más, indispensable y otras veces más, útil o compasiva;
pero en todos los casos y siempre, la hipocresía es una herramienta presente,
latente, vigente.
Lamentablemente, esta característica por momentos
sarcástica, por momentos repulsiva, por momentos caritativa, por momentos
necesaria, forma parte de nuestro accionar permanente; Nadie está exento de ser
hipócrita, aunque sea por un instante, por un motivo que uno crea lo amerite,
como puede ser la de un padre que fuma, aconsejando a sus hijos no hacerlo.
Muchas veces uno es hipócrita por piedad o misericordia, por ejemplo en casos
de enfermedad y desdicha. Y también existe la hipocresía como rasgo frecuente
de nuestra sociedad en general, promoviendo a lo largo de la historia guerras y
desigualdades en un marco de autoengaño justificado, incorporando la idea de
que la hipocresía es necesaria o beneficiosa en ciertos comportamientos
humanos.
Personalizando el tema, debo decir que no soy un tipo
hipócrita, no tengo un doble discurso, no puedo mostrar una faceta mía y ser lo
opuesto a eso que manifiesto; nunca lo fui, no lo soy y tampoco lo seré a esta
altura de mi vida. Me alegra que así sea, a pesar de haberme costado muchas
veces, desestimar oportunidades beneficiosas en pos de no sentirme mal y comportarme
falsamente. El único rasgo que se acerca a lo que quizás se puede emparentar a
un tinte hipócrita, lo he tenido en alguna que otra oportunidad por mentir
piadosamente u ocultar una verdad dolorosa, aunque creo que eso no es
hipocresía sino un signo de compasión, pero en definitiva me identifico
plenamente como un hombre sin hipocresía.
¿Por qué se me dio por tocar el tema? Porque veo y siento mucha
hipocresía en la vida cotidiana y es algo que me provoca, me irrita, me da
impotencia, ya que es cada vez más notoria y evidente.
No solo en la política está arraigada la hipocresía (que es
donde más se manifiesta y expone), en cualquiera de las profesiones o trabajos
que podamos mencionar, es una característica presente y cada vez más visible. En
el trato cotidiano, la hipocresía se va desparramando entre las personas como
cuando uno empuja el agua hacia la alcantarilla, después de baldear un patio.
Es un síntoma que aflora casi espontáneamente, sin tomar consciencia quizás del
rasgo impostor que estamos manejando en el trato frecuente con el prójimo.
Un hipócrita es alguien que esconde sus intenciones y
verdadera personalidad; la palabra en sí, proviene del latín tardío hypocrisis
y del griego úttókpioic (hypokrisis), que significan ‘actuar o ‘fingir’. La
palabra “hipócrita” encierra dos reglas muy marcadas: la simulación y el
disimulo; la simulación consiste en mostrar lo que se desea y el disimulo oculta
lo que no se quiere mostrar. A lo mejor es un poco complejo analizar el
accionar psicológico de los hipócritas, porque deberíamos introducirnos en
explicaciones y/o definiciones más profundas y científicas, pero lo que es
concreto y real es el daño moral, conceptual, interno que provoca la
hipocresía, y también su consecuencia.
Lo que a mí más me afecta de la hipocresía en sí,
es cuando se inmiscuye en el territorio de la amistad, relación que enaltezco y
valoro de forma prioritaria en mi vida. Los vaivenes de la supervivencia actual, hacen que
uno se vaya hasta ‘inmunizando’ de la actitud hipócrita a nivel social, pero cuando
interfiere entre amigos de verdad, de años de vínculo, es doloroso y muy
decepcionante. Es triste, también, porque es preferible… reír que llorar…
(perdón, me vino a la mente esa famosa canción de la década del ’70 que
interpretaba el español Peret), digo, es preferible afrontar la verdad, por más
dura que sea, a sentir que un amigo está siendo hipócrita y falso con uno.
Lamentablemente, convivimos con una hipocresía
generalizada en mayores y menores medidas, pero instalada en una gran cantidad
de personas al fin y al cabo, tema que merecería un análisis un poco más
profundo, reitero, y no precisamente encarado por mí, sino por profesionales
que manejen la materia en cuestión. Yo, simplemente, vuelco aquí una espontánea
percepción que me surge a partir de algunos planteos y replanteos internos en
referencia a este concepto en sí.
A medida que el tiempo avanza, cada vez más,
necesito entablar contacto con gente que no sea hipócrita, o al menos que no me
parezcan serlo, o en su defecto, percibir que son lo menos hipócritas posible,
ya que cuanto menos hipocresía, menos adversidad, mayor dicha y bienestar
espiritual. Es una manera más de evitarle padecimientos al alma y generarle
júbilo y regocijo al espíritu.
Percibo mucha hipocresía social y es algo que me
causa pena, además de fastidio y contrariedad, porque ciertamente es un síntoma
negativo de la gente que va acaparando identidades y estilos; soy quizás muy
redundante en la idea, pero el hecho de advertir tanta hipocresía, me jode, me
encrespa, me indigna, porque no alcanzo a entender en definitiva muy bien el
por qué de tanta falsedad, engaño, mentira y deslealtad moral… o en realidad sí
lo comprendo, por variados y dispares motivos que sería muy engorroso enumerarlos
aquí, pero igualmente no deja de incomodarme.
En fin… podría mencionar un vasto listado de
ejemplos que incluirían la hipocresía frecuente y cotidiana que nos circunda
día a día como sociedad, y creo que todos o casi todos podrían contribuir con
citas dispares al respecto, pero prefiero quedarme con la esperanza de confiar
en aquellos que no son hipócritas e intentan transitar la vida lo más
honestamente posible, evitando los dobles discursos, la simulación embustera e
insolente para transferirles a las nuevas generaciones, desde la humildad y sencillez, valores, entereza y
nobleza interior, que indiscutiblemente será la base de una humanidad mejor.
PENSAMIENTOS SOBRE LA HIPOCRESÍA
No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo
aspecto.
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
Más vale un minuto de vida franca y sincera que cien años de hipocresía.
Ángel Ganivet (1865-1898) Escritor, ensayista y narrador español.
Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra.
Homero (VIII AC-VIII AC) Poeta y rapsoda griego.
La hipocresía es el colmo de todas las maldades.
Molière (Jean-Baptista Poquelin) (1622-1673) Comediógrafo francés.
Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filósofo alemán.
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
Más vale un minuto de vida franca y sincera que cien años de hipocresía.
Ángel Ganivet (1865-1898) Escritor, ensayista y narrador español.
Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra.
Homero (VIII AC-VIII AC) Poeta y rapsoda griego.
La hipocresía es el colmo de todas las maldades.
Molière (Jean-Baptista Poquelin) (1622-1673) Comediógrafo francés.
Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filósofo alemán.
La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco
para permitirse el lujo de poder pensar doble.
Marguerite Yourcenar (1903-1987) Escritora francesa.
Marguerite Yourcenar (1903-1987) Escritora francesa.
El hombre emplea la
hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros.
Antonio Machado
(1875-1939) Poeta y profesor español.
Todo hombre es sincero
a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía.
Ralph Waldo Emerson
(1803-1882) Escritor, filósofo y poeta estadounidense.
El único vicio que no
puede ser perdonado es el de la hipocresía. El arrepentimiento del hipócrita es
hipocresía en sí misma.
Willam Hazlitt
(1778-1830) Escritor inglés.
es verdad!!!!!! ajajjaajjajajaaaaaaaaaa
ResponderEliminarSomos un mundo hipocrita y lamentablemente no vamos a cambiar pero esta bien tu frase final. ojala que se deje la hipocrecia de lado y las nuevas generaciones aprendan
ResponderEliminarCoincido plenamente con tu pensamiento y esperanza a pesar de todo. Saludos.
ResponderEliminarLa hipocresía crece día tras día y tu sentimiento yo también lo tengo pero no creo que cambie como dices, al contrario creo que aumenta aún más. Lo importante es ser honestos con uno mismo.
ResponderEliminarAdemás de un gran cantante, eres un gran pensador Orlando. Un artista en todo el sentido de la palabra. Muy interesantes tus reflexiones del blog. Felicitaciones.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy buena tu reflexión Orlando. Me gustaron los graficos también. Me quedo con que en mayor o menor medida la hipocresía convive con y en nosotros. Lo bueno es reconocerlo. Y que nos moleste. Creo que el hipócrita, como dice Machado, se engaña más a si mismo que a los demás. Una comedia reflexiva "La invención de la mentira" nos pone a pensar que pasaría si uno fuera directo o no ocultaría sus pensamientos. Es solo una comedia.
ResponderEliminarUn abrazo (de verdad)y cantate algo, che.