Muchos artistas no hablan de política para evitar confrontaciones, otros prefieren ser imparciales para no condicionar la posible simpatía de cierto público y otros sí lo hacen, comprometiéndose con su pensamiento y sentimiento; yo estoy entre estos últimos, de manera siempre respetuosa y abierta a cualquier criterio opuesto al mío. Existen algunos sujetos que estigmatizan, ofenden e importunan a las figuras públicas que se muestran honestos con la gente, son los “fundamentalistas de internet”, los “patoteros cibernéticos”, que por el solo hecho de distinguir artistas francos consigo mismo y con los demás, expectoran agresiones, señalamientos y desprecios tan descabellados como miserables. No creo que las reglas sean las que utilizan estos seres cicateros; no es “al que le gusta el durazno, que se aguante la pelusa”, al contrario; lo mejor que nos brinda la Democracia es que todos podamos expresarnos con libertad y autonomía, incluso siendo artista, aunque corramos el riesgo de perder afinidad y agrado por parte de ciertas personas que mezclan el gusto artístico con los conceptos personales; allá ellos con su decisiones y actitudes. Yo, desde mi modesto lugar profesional y mi compromiso personal, practico y prolongo lo que Leonardo Favio me inculcó, cuando haciendo referencia al gran Hugo Del Carril, un día me dijo: “Él, con su ejemplo, nos enseñó que el artista no es un minusválido político”. Mi admiración y cariño a las memorias de Leonardo y Don Hugo.
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
martes, 15 de septiembre de 2020
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