Para aquellos que no tienen ingreso y
hace meses, no pueden generar dinero porque su profesión no es, supuestamente,
esencial o la situación pandémica les complicó su trabajo, todo lo que se hizo
y se hace por el cuidado de la salud, les parece ineficaz e inútil. Para los
que fueron y son asintomáticos, sin mayores complicaciones en el desarrollo de
su contagio, toman con cierto respeto y algo de ligereza, el tema del
Coronavirus. Para los que sufrieron la enfermedad COVID19 y la pasaron mal, con
falta de oxígeno, fuertes dolores en el cuerpo, utilización del respirador en
terapia intensiva y el temor de no recuperarse, saben lo que realmente es este
virus maldito que nos modificó la vida. Para los que perdieron y pierden un ser
querido, sea familiar, amigo o conocido, todo lo que se haya realizado y
concrete en pos de la prevención y la asistencia médica, queda diluido por el
desconsuelo, la impotencia y el dolor de no poder hacer nada ante una realidad
casi inexplicable, que nos iguala en angustia, calvario y duelo. Las muertes
son muertes en todas partes del mundo, se tenga la idea política que se tenga.
No termino de entender a los miserables que trasladan semejante tragedia a un
plano partidario o ideológico; su ingratitud e indiferencia es tal, que alcanzan
lo indigno y despreciable del ser humano. Más allá de los que minimizan la
muerte y la naturalizan altaneramente, creyéndose superiores, si queremos
mejorar el mundo de verdad, es hora de replantearnos muchas cosas desde lo
individual y transformarlas desde lo colectivo. De lo contrario, seguiremos
inmersos en el desamparo y la desolación.
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
sábado, 10 de octubre de 2020
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Totalmente de acuerdo. Excelentes palabras...
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