El problema no está en que los artistas estemos enclaustrados
por la Pandemia, el dilema es que la misma industria de la música, desde hace
años, se olvidó de las personas y priorizó el negocio; No importa el talento,
solo el efecto, no interesan las formas, solo los resultados, no valen las
emociones, solo las consecuencias. Hoy somos los “likes” que tenemos, los
seguidores que conseguimos, los comentarios que amontonamos. Todo está
igualado, vulgarizado, aplanado; pareciera dar lo mismo cantar afinado que
desentonado, componer con inspiración y poesía, que escribir perogrulladas mientras
se va al baño, pero no… no da igual, aunque quieran hacernos creer lo
contrario. Hay responsables directos de la chabacanería reinante y muchos
cómplices, que, por algunos billetes, ceden ante la mediocridad. Triste pero
real.
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
domingo, 4 de octubre de 2020
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Sabias palabras! Triste y lamentable la actualidad de la "cultura" (porque creo que es aplicable también a los actores en teatro y TV)
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