PERÚ ES PARTE DE MÍ

Siento a Perú como parte de mí. Es un país que me abrió sus puertas desde el primer momento que pisé su suelo. Mi sueño adolescente de trascender con mis canciones, comenzó a hacerse realidad cuando un tema de mi primer disco (“Clásico”) se transformó en un suceso de ventas en Perú y de allí se expandió a toda Latinoamérica. Perú fue el puntapié inicial para que mi camino dentro de la música tomara vuelo y desde sus hermosas tierras Incas, me impulsara a otros países del mundo con más canciones trascendentes y logros profesionales. A lo largo de casi 38 años, he cantado y recorrido muchos lugares peruanos que siempre me recibieron con enorme cariño; Piura, Trujillo, Chiclayo, Arequipa, Lima, Cuzco… en fin, muchos lugares, muchas amigas y amigos, muchos momentos inolvidables, muchos recuerdos imborrables me unen a Perú. Y verlo, hoy, inmerso en una situación política y social tan extrema, con heridos y fallecidos absurdamente, me afecta, me conmueve y me duele. El enfrentamiento entre pares por situaciones creadas por un grupo de personas que solo bregan por sus propios intereses, sin importarle, en definitiva, el destino de esas personas y el futuro del país, es muy triste, muy injusto. Lamentablemente, muchos países latinoamericanos estamos inmersos en una encrucijada política y económica muy compleja, desde hace mucho tiempo, y pareciera ser que ese constante acecho por parte de un sector cínico, hipócrita y perverso, no tiene tope. Pasa en Argentina con la inflación cruelmente digitada por pocos, pasa en Chile con las controversias sociales permanentes, pasa en Colombia con sus vaivenes comunitarios engorrosos, pasa en Ecuador con su economía reiteradamente maltratada, pasa en Brasil con distintos y difíciles componentes colectivos… en fin… es muy difícil abstraerse de los problemas que a todos nos incumben, pero lo que sucede, puntualmente, en Perú, me afecta de forma latente. Quiero mucho a todos los peruanos y peruanas, es un pueblo noble, genuino, con gente buena, solidaria, fraternal y verlos sumergidos en enfrentamientos insensatos, incongruentes y descabellados, me produce angustia y desconsuelo. Espero, sinceramente, que todo se vaya solucionando y que, más allá de las divisiones ideológicas y de esos grupos desquiciados, dañinos, cargados de odio hacia el prójimo, todos nuestros países podamos encontrar el camino de la concordia, la armonía y el diálogo racional. A los que manejan el poder y las economías universales les podría decir que dejen de jodernos la vida con sus miserias y ambiciones desmedidas y piensen que su propia vida, algún día, también, se les va a terminar y quedarán sus descendientes habitando el mundo que ustedes mismos han generado. Háganlo, aunque sea, por conveniencia, por interés personal, pensando en los suyos.