La negación es un mecanismo usado por el ser humano, históricamente. Existen infinidad de casos a lo largo del tiempo que podríamos mencionar, pero la necedad que descubro en la actualidad con ciertas personas cercadas por el empecinamiento, pocas veces la he visto. La negación se usa para no admitir la existencia de algo, no aceptar una acción o no consentir la realidad. La realidad social y económica argentina es amarga y alarmante, pero mucha gente, a mi entender, inexplicablemente, desvirtúa las circunstancias y elude los roles de ciertos protagonistas políticos y las consecuencias que estos mismos personajes han provocado, varias veces en nuestro país, con la misma receta devastadora para el gran porcentaje de la ciudadanía y enriquecedora para un sector minoritario y déspota, que incrementa sus beneficios más y más. Es increíble, asombroso e inverosímil ver, escuchar y leer las afirmaciones de determinados individuos, ignorando y/o justificando el daño que van a ocasionar en la población con las medidas tomadas y, por el solo hecho de haberlos votado, desconocen el perjuicio y el deterioro que van a provocar. Hay quienes se resisten a la realidad, sabiendo que no pueden modificarla y de ahí, nace la negación como un mecanismo de defensa que busca respaldar la no existencia de lo que sucede. Independientemente de los deseos y metas de cada uno, los que tratan de manipular o negar la realidad y desligar a sus responsables (que son los generadores de tan dramática situación), lo que hacen, es prolongar el momento en que ésta se estrelle contra sus propias caras. La negación es un síndrome del ser humano y desde siempre, ha sido perseguido por sus debilidades, pero, lamentablemente, esta característica tiene como únicas virtudes, la ingratitud, la animosidad y la ignorancia.
MOTIVO
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jueves, 14 de diciembre de 2023
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