Trato de no polemizar política y futbolísticamente, porque
creo que las ideas y los ideales no se modifican discutiendo con el otro. Cada
uno piensa como quiere y lo que quiere y está muy bien que así sea. Pero
sinceramente, escuchar al Presidente de Boca hablando sobre Riquelme, me
indigna como hincha entusiasta, ferviente y apasionado que soy. Angelici, además
de su escasa capacidad para ocupar el cargo que detenta y dejar mucho que
desear como primer representante institucional del equipo de mis amores, es
ladino, tramposo e irrespetuoso con el mejor 10 que Boca tuvo en su historia,
inclusive por sobre el enorme Diego Armando Maradona (a quien valoro e idolatro
dentro de la cancha y en mi opinión ha sido el mejor de todos los tiempos).
El señor Daniel Angelici nunca lo quiso a Riquelme, ni antes
cuando era tesorero del club, ni ahora como Presidente del mismo, y eso, más
allá de su parecer y gusto personal, no es suficiente motivo para que cada vez
que Román es centro de atención periodística, él aproveche la ocasión para convertir
sus palabras en dardos envenenados para quien es uno de los más grandes jugadores
que hayamos tenido, tenemos y tendremos en Argentina.
No descubro nada diciendo que Juan Román Riquelme es un extraordinario
jugador de fútbol, tampoco me van a dar un premio por mencionar que su
personalidad no le cae bien a muchos y mucho menos voy a sorprender si afirmo
que es el último gran futbolista que queda en nuestro desvalorizado fútbol
local, que puede generar amores y odios extremos, justamente, por ser tan escaso
y templado en sus declaraciones y tan vistoso y prodigioso en su juego.
En estos últimos días, después del último Boca-River, donde
Román nos regaló una vez más, otro hermoso cuadro de su sensacional obra
pictórica futbolera con un tiro libre magnífico, inmejorable, por sobre el resultado final del 1 a 2 en
contra, he escuchado y leído en los medios y las redes sociales muchísimos
comentarios tan mediocres como injustos, tan mezclados como difusos y tan intensos como absolutistas.
Mediocre es decir que Riquelme, a sus 34 años, tiene que
irse a su casa a descansar, injusto es no recordar la cantidad de alegrías y
títulos que nos brindó durante 18 años, y a pesar de ser conscientes que su
físico no responde como en años anteriores y que sus lesiones son una carga hostil
para todos nosotros como hinchas, pero seguramente mucho más para él como
jugador, debemos contemplar con objetividad y sin mezquindades ni bajezas como
el señor Angelici (-“ No descarto que Riquelme no quiera seguir”-) y muchos
otros que tras la comodidad de estar tras un teclado y una computadora,
escriben livianamente, bajezas del estilo -“Los jugadores son empleados,
trabajadores, cuando rinden, sirven, cuando no, se tienen que ir. Boca tendría
que tener jubilaciones para los jugadores que hicieron historia, así se pueden
ir en paz”-. Gente que piensa así sobre fútbol, debe pensar bastante parecido a
nivel social y eso me produce, como mínimo, resistencia, rechazo.
No voy a tratar este tema exclusivamente ‘boquense’ como
algo de Estado, pero sí dejar establecido mi visión y mi sentir como sencillo
hincha de Boca que respeta lo realizado, que valora los logros y honra a las
personas que mantienen su esencia como Juan Román Riquelme, que además de ser
un jugador admirable, inhabitual y sobresaliente, pondera como ningún otro el
sentimiento ‘bostero’ a la par de su rol profesional, cosa que muy pocos han
priorizado tanto a lo largo de casi 20 años en el mismo club.
Mi hermano Luciano, tan fanático y sentimental por los
colores auriazules como yo, expresa algo que muchos, probablemente, deben
pensar y coincidir: -“Agradezcamos que todavía podemos seguir disfrutando de su
fútbol. ¿Sabés el tiempo que va a pasar para que volvamos a ver otro que trate
la pelotita como Juan Román…? ¡Riquelme sigue siendo el mejor de Boca por
escándalo! Hay que disfrutarlo, porque verlo jugar es una caricia a la retina.
Román, junto con Palermo, fue el tipo que más alegrías nos dio a todos los ‘bosteros’.
Son los dos más grandes de la historia del club. ¿Sabés a cuántos giles escuché
decir que Martín era un burro? Esos mismos giles, nunca más en su vida van a
ver un 9 como Palermo y ahora son los mismos que critican a Juan Román. No sean
ingratos”.
Para finalizar, por mí, Román puede jugar en Boca hasta que
él quiera, en inferioridad de condiciones físicas, sin correr, parado, en una
pierna o sentado en una silla en la mitad de la cancha, porque él, más allá de
contratos, conveniencias y economías, es el único que sustancia su categoría
extraordinaria de jugador con su pasión franca, noble y verdadera por la
camiseta de Boca.
alcoyana-alcoyana otra vez, también soy de BOCA!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAguante Boquita de mi corazón
ResponderEliminarVamos Boca...Dale...! Un ecuatoriano Xeneixe de corazón.....Ya pasará este mal momento...
ResponderEliminar*
ResponderEliminarME ENCANTO BROTHER QUERIDO !!! Y los que opinan que se tiene que ir es porque VERDADERAMENTE no saben un carajo de Futbol.
ResponderEliminarExcelente !!! Te quiero Mucho Hermanito.
Q linda nota,y cuanta verdad!
ResponderEliminarTano querido, coincido plenamente con vos, palabra por palabra. Hay que aprovechar lo poco o mucho que le quede dentro de una cancha. Igualmente quedemonos tranquilos que aunque el presidente no quiera, la Bombonera volverá a hablar para seguir disfrutandolo.
ResponderEliminar