Ser realista, muchas veces, se puede confundir con ser pesimista, derrotista y adverso. No es así… Ser realista, es observar lo que nos acontece, de manera fidedigna, concreta y cruda, asimilando lo que toleramos pacientemente y aceptamos implícitamente. La realidad que nos toca atravesar como sociedad, además de triste y pesarosa, es cruel y despreciable. Escuchar personas justificando estar mal hoy “porque antes vivíamos una fantasía”, me produce una mezcla de irritación y desasosiego. Cada uno es libre de pensar y opinar lo que quiera, inclusive, la idea de meritar comer mierda “porque lo de antes era una irrealidad que nos hicieron creer y no merecíamos”. Basado en la libre expresión que siempre destaco y la independencia intelectual que invariablemente enaltezco, reafirmo mis convicciones y honro mis ideas. No puedo tolerar que, en Argentina, los más viejos, la pasen mal o se mueran, por no tener forma de sustentarse. No admito que la salud no ampare a los niños necesitados, aunque sea en requisitos esenciales. No soporto que existan personas que no tienen para comer o se alimenten espaciado porque no les alcanza el dinero o no tienen trabajo. Rechazo la complicidad de periodistas, políticos y personajes nefastos que defienden un gobierno insensible e indiferente a las carencias, indigencias y fatalidades producidas por su mismas ineptitudes y mentiras. No aguanto más dejar pasar de largo todos los desatinos, desmanes y crueldades que llevan a cabo diariamente porque “a mí no me toca”. Nunca fui individualista y mucho menos abnegado; Hoy, no me toca, pero mañana, sí me puede alcanzar. Aunque sea por egoísmo, los que defienden esta política, deberían reaccionar. La hipocresía y el cinismo solo se ocupan de seguir generando odio y de gastar fortunas en campañas publicitarias que los muestran buenitos, pulcros e impolutos, cuando lo único que hicieron y hacen es mentir en todo, pidiendo “un esfuerzo más”, desde hace casi cuatro años, a quienes, justamente, vienen engañando. El primer “esfuerzo” que deberían haber hecho es traer los miles de millones de dólares que tienen afuera del país y empezar por ahí, dando el ejemplo de tal “esfuerzo”. No me gusta estar sometido, ni ser arrastrado, tampoco pecar de imbécil. Y, a pesar de varios que demuestran lo contrario, haciendo honor a su fanatismo y obstinación, somos muchos, por suerte, los que concordamos en las premisas en favor del bien común. Por suerte, reitero, por suerte. Pero mientras tanto, muchos quedan en el camino y nadie se hace cargo…
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
sábado, 3 de agosto de 2019
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