MOTIVO

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viernes, 8 de agosto de 2025

LA MEMORIA Y LA ESPERANZA

La memoria y la esperanza son dos elementos fundamentales que tenemos los seres humanos. A veces la vida te sacude tan fuerte que cuesta seguir adelante. El dolor, la injusticia, la pérdida… todo se vuelve demasiado y, sin embargo, continuamos avanzando, como una decisión de no rendirnos. La vida nos plantea el reto de involucrarnos, de amar, aunque duela, de cuidar a los otros, de crear algo luminoso cuando todo parece oscuro y de decir lo que otros callan. En un país hermoso como Argentina, donde nos golpea la tristeza cotidiana y un gobierno nos ahoga y avasalla, estar vivos con dignidad ya es una forma de resistencia, porque vivir con sensibilidad, con afecto, con arte y con compromiso, es ir contra el desprecio, contra la indiferencia y contra el olvido. Es no resignarse. Es abrazar cuando falta el calor. Es tener presentes a los que ya no están. Es cuidar a los que quedan. La memoria es un acto de amor y la esperanza, una rebeldía íntima. Las dos pueden ser los motores que nos levantan cada mañana, aunque tengamos heridas, angustias y desconsuelos. Mientras la salud nos acompañe y permanezcamos fuertes, la vida merece ser vivida. Y mientras haya vida, hay algo que vale la pena defender: la humanidad que llevamos dentro; a pesar de muchas cosas penosas, dolorosas e injustas que pasan a diario, a pesar que, todavía, existan las guerras crueles, absurdas, atroces, a pesar de ciertas políticas desalmadas, impuestas por seres lacerantes que rozan la barbarie y la perversidad, a pesar del odio instalado por personajes tan deleznables como insignificantes. Intentemos unirnos de verdad los que pretendemos un mundo solidario, con educación, buena salud, seguridad efectiva, justicia verdadera, trabajo digno, sin niños con hambre, ni ancianos golpeados, ni médicos humillados, ni estudiantes desfinanciados. Que las palabras dejen de ser solo palabras y se transformen en hechos concretos y construcciones reales. Mi entrañable Leonardo Favio decía con sabiduría y sensibilidad que “no se puede ser feliz en soledad” y tenía razón. La tiene.

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