Condensando el tema y tratando de ir al centro del problema, creo que además de un marcado fastidio futbolístico, que hace que el equipo no juegue bien desde hace mucho tiempo (y cuando digo ‘mucho tiempo’, hablo de muuuuuccchhhooo tiempo), existe un condimento complementario que provoca un mayor malestar, que es el haber insertado el fondo político extra futbolero dentro de lo que debería ser solo un intercambio de ideas, miradas y consideraciones deportivas. Macri y Angelici han provocado un clima de ‘división agrietada’ que les ha dado muy buen resultado en cuanto a política nacional se refiere, llegando a gobernar el país por cuatro años con los resultados funestos, que todos estamos padeciendo, gracias a la deuda más mega millonaria en dólares de la historia de nuestro país que adquirieron sin siquiera pasar por el Congreso de la Nación; pero ése es otro disgusto e inconveniente que merece un análisis y desarrollo aparte. Ellos son los que han ido originando un clima cada vez más segmentado dentro del ámbito boquense, estimulado por cierto periodismo mercenario que se presta al juego, y que lo único que logra es acrecentar el fuego e incrementar las rispideces de los distintos puntos de vista en cuanto a los manejos y decisiones que se van tomando en la actual dirigencia. Juan Román Riquelme, ídolo indiscutido y excelso jugador de fútbol, tiene a su cargo la Vice presidencia y es quien converge la dirección futbolística actual, que, si somos concretos y objetivos, ha logrado bajo su conducción de dos años y medio, tres Campeonatos. Ameal, Presidente del club, pareciera tener el cargo solo para los momentos institucionales o entregas de plaquetas a diferentes glorias del pasado. Este panorama de la realidad que, por la eliminación en octavos de final de la Libertadores contra Corinthians, se ha elevado a un pandemonium periodístico que recuerda al ya famoso “Cabaret” que Diego Latorre hizo conocido en la década del ’90 con su frase más recordada: “Boca es un Cabaret”; más que a un cabaret, se parece a un triste conglomerado de intereses opuestos, donde algunos impresentables intentan llevar “agua para su molino” en una confusa relación acarreada por jugadores, ex jugadores, periodistas, pseudo periodistas, supuestos jueces inapelables y eminentes opinólogos de verdades absolutas que no dejan ‘chicana’ sin exteriorizar, ni miseria sin mostrar. Muchos estarán desconformes con el criticado “Consejo de Fútbol” integrado por Bermúdez, Delgado y Cascini, otros pondrán en tela de juicio las formas de afrontar y comunicar los sucesos que van aconteciendo, muchos más cuestionarán los ‘tejes y manejes’ con respecto a la salida de Battaglia y el ingreso de Ibarra a la dirección técnica… en fin… mucha tela para cortar.
La única realidad es que
Boca, un año más, quedó sin lograr el objetivo central que era ganar la Copa
Libertadores, hecho que desembocó en una serie de declaraciones y mensajes
cruzados, que no ayudan en nada, ni encuentran la solución de nada, tampoco. Riquelme
tiene una personalidad que puede gustar o no gustar, pero no podemos dejar de
lado que, más allá de todas las elucubraciones y campañas en su contra por
parte de un sector periodístico que lo rechaza por varios motivos (entre ellos,
por no ser precisamente condescendiente con Angelici y Macri), él está en Boca
como dirigente porque quiere a Boca mucho más que cualquiera de todos los que
hablan de él en contra, menospreciándolo, insultándolo y deseándole lo peor. Lo
quieren “ensuciar” diciendo que se presentó con Ameal porque convino recibir
varios millones a cambio, como si todos los que pasaron por la institución,
hubieran estado por obra y arte de la caridad y el espiritualismo. ¡Por favor!
Los jugadores del actual
plantel con Izquierdoz, Rojo y Benedetto como referentes, son los que,
supuestamente, se habrían puesto al frente del reclamo por los premios, previo al
partido con Corinthians en la Copa Libertadores, sin siquiera haber jugado,
amenazando con abandonar la concentración si no se ponían de acuerdo. Convengamos
que la dirigencia comandada por Ameal y Riquelme, ya les había mejorado el
convenio anterior estipulado, que anteponía un porcentaje escalonado que iba de
un 30 a un 50 por ciento para el equipo, a medida que se iban logrando los
objetivos y que la actual conducción determinó en un 50% directo desde los
octavos de final en adelante, dividiendo el dinero en mitades iguales para los
jugadores y el cuerpo técnico y el club.
Nadie es quién para
inmiscuirse en las negociaciones, ni en los bolsillos ajenos de terceros, pero
sí se puede considerar que no era el momento más indicado para conversar el
tema, mucho menos, con presiones y advertencias que no correspondían a
profesionales con responsabilidades importantes e inmediatas, como pasar a
cuartos de final en el ansiado torneo internacional.
En Argentina, los hinchas de fútbol, nos caracterizamos por ser todos técnicos, todos creer que tenemos “la posta”, todos saber “lo que hay que hacer” y también, todos ser bastante absolutistas y desmemoriados, en realidad. Pero dejando a un costado estas particularidades tan “argentas”, creo que deberíamos calmarnos todos, sin tanto extremismo, sin tanto totalitarismo y dejar que los hechos sucedan para después, sí descifrar si estábamos en lo correcto o no. Y no olvidarnos que, como hemos escuchado cientos de veces a lo largo de la historia, más allá de los nombres propios, está el Club, porque, en definitiva, “Boca es Boca” por nosotros, los hinchas, que somos los que con matices distintos, que incluyen pasión, fanatismo, fervor, contemplación, misticismo, entusiasmo, devoción, veneración y hasta religiosidad, volcamos nuestro sentimiento y emoción desde 1905 hasta hoy.
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