Hace un par de días, leí un mensaje de Alejandro Sanz, a quien respeto y reverencio artísticamente, confesando que sentía la necesidad de escribirle a sus padres, ya ausentes, para decirles que estaba bien, que luchaba y se reconciliaba con la vida cada día, que los echaba de menos con toda su alma y que, a pesar de no ser todo perfecto, la vida merece la pena. Hoy siento algo similar, no sé por qué. También extraño a mis viejos mucho, mucho, también batallo y me amigo con la existencia día a día, y también, siento que la vida merece mucho la pena. Estoy convencido que merecemos recorrerla mucho mejor de lo que la transitamos; más solidaria, más honrada y más equitativamente; que necesitamos muchas más personas dedicadas a la política, que en vez de querer “exterminar definitivamente” a algunos y “pasarles la motosierra” a otros, se dediquen a hacer el bien común, pensando un futuro más próspero, mejor balanceado, más decente y preferiblemente, mucho más pacífico. Pienso en mis hijos, en mi familia, en mis amigos más queridos y también pienso en mí, agradeciendo la salud y el deseo sincero de que todos cohabitemos un mundo un poco más simétrico, armonioso y concordante, aunque por lo evidenciado, pareciera muy difícil de llevar a cabo. Dicen que lo último que se pierde es la esperanza… No la abandono.
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
jueves, 21 de septiembre de 2023
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