MOTIVO

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martes, 21 de noviembre de 2023

SIN PERDER LA FE Y LA CONFIANZA

Para resolver los problemas que acechan al mundo actual, que se basan en las desigualdades, los fundamentalismos, la pobreza, la supremacía del poder económico y otras cuestiones que nos hacen vivir una realidad compleja e incierta, habría que encontrar un grupo de líderes que tuvieran como características principales temperamentos, actitudes, disposiciones, temples, caracteres y decisiones conciliadoras que, de una vez por todas y realmente, tienda puentes entre las posiciones encontradas, desde la fe, el convencimiento seguro y la aplicación de la razón junto al sentido común y la lógica, para empezar a modificar el caos que nosotros mismos hemos creado a lo largo de tantas décadas a esta parte. Dadas las actuales circunstancias, mi pensamiento es una quimera, o, por lo menos, pareciera serlo, pero en algún momento determinado, vamos a tener que buscar, encontrar y votar a personas que quieran hacer el bien, de manera sincera y rotunda, que tengan intenciones verdaderas de cambiar la tristísima existencia que transitamos. Es evidente que la política es el medio inefable para poder lograrlo, también es cierto que la Democracia es la única opción viable para poder hacerlo en libertad y con pluralismo, y que, a pesar de la existencia de mucha gente empeñada en apoyar y aplicar ideas compulsivas, cooptadas por la confrontación y el odio, somos muchísimos, también, los que queremos el bien común, que abarque a la mayor cantidad de personas y mejore la vida de los que están inmersos en un supuesto callejón sin salida. Mientras escribo mi ilusión de lograr una conciliación racional, convencido de lo que digo, en contrapartida, interiormente, también intuyo que es muy difícil llevarlo a cabo porque, insisto, hay un segmento de la ciudadanía a la cual no le interesa conciliar, ni limar asperezas ancestrales que contienen mucho de resentimiento, desprecio y antipatía extrema. Es, mayormente, el sector clasista de la población y otra fracción media, que aspira a ser lo que nunca será. A pesar de todo, deseo, fervientemente y con total sinceridad, que en un futuro se pueda revertir esta triste y cruel realidad que nos toca transitar. Nunca hay que perder la fe y la confianza en los ideales propios.

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