MOTIVO

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miércoles, 2 de enero de 2013

¡LAS MALVINAS SON ARGENTINAS!


Quiero dejar en claro que estoy al margen de todo enfrentamiento político, que sé discernir entre fanatismo y entusiasmo, que entiendo que las pasiones, muchas veces, nos llevan a extremos no queridos, que comprendo perfectamente bien la diferencia entre exaltación y obstinación a fervor y fogosidad, que soy consciente que nuestro país tiene aún muchas falencias sociales por resolver, y que a su vez también comparto muchas acciones tomadas, como aciertos a lo largo de estos últimos 10 años de Gobierno. No entiendo el odio indiscriminado, el fuerte desprecio con resentimiento, la animadversión fóbica hacia una figura determinada, no colaboro a las ideas amenazadoras, no me van las organizaciones desestabilizadoras, tampoco me gusta la injusticia, mucho menos la pobreza, la ignorancia y la delincuencia, y menos que menos la muerte.
Defiendo siempre los ideales desde el razonamiento, el sentido común, el diálogo, el debate y nunca desde la agresión, la provocación, la imposición y el abuso, hago uso cabal  de mis derechos civiles con educación y discreción, participo desde mi lugar de ciudadano y artista con respeto, atención, tolerancia y consideración, ambiciono menos corrupción, contaminación e impurezas, deseo fervientemente un país más igualitario, más honesto, más justo. Y fundamentalmente, una nación sólida, una patria unida y una tierra nuestra, de todos y para todos de verdad.
La carta que nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner le envió al Primer Ministro de Gran Bretaña, David Cameron, publicada en los diarios de Inglaterra “The Guardian” y “The Independient”, nos enaltece como habitantes, seamos del partido político que seamos, tengamos coincidencias o divergencias ideológicas, estemos o no de acuerdo con el manejo gobernante actual.
Cristina, con gran sentido nacional, respeto diplomático y ovarios bien puestos, insta a Cameron a “poner fin al colonialismo” y “devolver las Malvinas”, indicándole que el Reino Unido debería cumplir con una resolución de Naciones Unidas de 1960 en la que se invita a los Estados a “zanjar el colonialismo en todas sus formas y manifestaciones”.
Le menciona además al Gobierno británico y a la ONU, que deberían comenzar las negociaciones sobre la soberanía de las islas que “le fueron quitadas a la fuerza” a Argentina “exactamente hace 180 años”, que las Malvinas se encuentran a 14.000 kilómetros (8.700 millas) de Londres y que la Marina inglesa expulsó a los argentinos que originariamente habitaban el archipiélago reemplazándolos por británicos, “en un ejercicio evidente de colonialismo en el siglo XIX”.
Me desprendo de toda inclinación política, me ubico como parte de este pueblo argentino y me siento orgulloso de ser contemporáneo a este hecho soberano que Cristina promueve, ya que creo que es hora de despojarnos de egocentrismos, ambiciones y aprovechamientos, aunque muchos disientan con esta gestión de Gobierno votada por una mayoría, y acompañen los reclamos históricos y legítimos de nuestro país.
Me sorprendí al leer en la carta el dato del voto de los ingleses contra ellos mismos en 1965 donde “consideran a las Islas Malvinas un caso de colonialismo” y seguramente les pasará lo mismo o por lo menos les llamará la atención a los británicos que se interesen por nuestro reclamo.
Una muy buena forma de empezar el año como país, una excelente decisión de fortaleza e integridad nacional, un gran ejemplo de tolerancia diplomática y una determinación valiente y valerosa que prioriza nuestra soberanía ante quienes nunca la respetaron y abusaron históricamente.
Deseo que nadie confunda las cosas y mezcle sus contrastes ideológicos para dar paso de una buena vez a la sensatez y el discernimiento de apreciar un gesto trascendental y muy significativo para nuestra Nación. 

¡Felicitaciones, Argentina! ¡Enhorabuena, Señora Presidenta! ¡Mis respetos y agradecimiento ciudadano, Cristina!

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