Existen diferentes formas de mostrarse en las redes sociales y todas son válidas; muchos eligen presentar su costado profesional, otros, su lado personal, otros, unifican los dos márgenes y ensamblan un poco de cada cosa, otros lo hacen para opinar, otros para atacar, otros para exhibirse, otros para comercializar y otros, simplemente, para visualizar. Yo baso mis publicaciones, en un porcentaje mayoritario, con todo lo relacionado a mi trabajo; en una proporción menor, comparto pensamientos, reflexiones y sentimientos propios que surgen de la realidad cotidiana, pero, fundamentalmente, siempre me presento fiel a mi esencia, sin posturas ni apariencias que no sean las verdaderas, desde mi honestidad intelectual e integridad individual. Muchas veces me han dicho para qué expongo consideraciones políticas siendo artista, ya que, supuestamente, al abrirse uno ideológicamente en forma pública, se pueden generar antipatías y animosidades contrarias, que nada tienen que ver con los gustos musicales o preferencias afectivas. Lo hago porque, además de artista, soy ciudadano y creo que, si no participamos como tales, teniendo esta interesante posibilidad de expresarnos, estaríamos perdiendo una valiosa oportunidad más de manifestar lo que pretendemos para el bien de nuestra existencia. Siempre son subjetivos los criterios, por supuesto, aunque intente en muchos casos, emplear la objetividad, basado en el sentido común, la prudencia y el respeto. Digo todo esto porque quiero repudiar las declaraciones del periodista Marcelo Longobardi, que, en un acto de sinceridad anti democrática, vaya a saber uno con qué fin y bajo qué mandos, pidió “formatear Argentina de un modo más autoritario”. Dijo exactamente: “Ciertos niveles estrafalarios de pobreza estructural hacen cortocircuito con una vida democrática plena. La democracia no es para cualquier país, la democracia requiere de estándares de bienestar económico, de igualdad económica, de oportunidades, de estabilidad, de falta de griterío, de una serie de cuestiones que no están dadas hoy en Argentina. Algún día, lamentablemente, tendremos una sorpresa, porque vamos a tener que formatear la Argentina de un modo más autoritario para poder manejar semejante descalabro. Y para mí este es el tema muy de fondo en la Argentina”. Una declaración que todos los que hemos vivido el terror de la dictadura del Proceso cívico-militar entre 1976 y 1983, no podemos dejar pasar tan livianamente, pensemos como pensemos, estemos de un lado o del otro de la condenada ‘Grieta’ que algunos se encargan de alimentar todos los días. Lo que dijo tiene un trasfondo muy jodido y hay que exponerlo para que nunca más exista una ínfima posibilidad de cualquier intento de golpe en nuestro país. Con declaraciones como ésta, se empieza a crear un clima y no creo que haya sido casual que lo haya dicho porque sí, como algo liviano y pasajero. Evidentemente, tiene un por qué, un aval del medio para el que trabaja y una complicidad de muchos que piensan de esa forma. Desde mi humilde lugar de ciudadano y también, desde mi modestísimo espacio como artista, rechazo, enfáticamente, lo que dijo Longobardi, porque está asociado a una idea totalmente anti democrática, que se acerca mucho a lo más nefasto, cínico y trágico de la historia de nuestro país, como fue el Terrorismo de Estado, donde silenciaban, censuraban, torturaban, mataban y desparecían personas. Las nuevas generaciones, que no vivieron ese horror, tienen que estar al tanto y saber que, aunque tengamos cientos de problemas y existan un montón de falencias, imprecisiones y deslices, la Democracia participativa es el único sistema para poder vivir en libertad, que nos da el derecho de ejercer nuestra voluntad individual y colectiva sin imposiciones, ni autoritarismos.
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
jueves, 22 de abril de 2021
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