MOTIVO

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sábado, 13 de noviembre de 2021

PEDIR PERAS AL OLMO

Entiendo que cada uno es libre de pensar, sentir y hacer con su voto lo que quiera, pero escuchar, ver y leer las declaraciones de ciertos representantes de la oposición en Argentina, encumbrados en los mismos personajes que hace dos años atrás dejaron al país hecho una calamidad absoluta en todo aspecto, económico, político y social, me causa una mezcla de sensaciones que combinan gracia, irritación, asombro y consternación. Todos sabemos que la Pandemia incrementó los problemas que ya existían y que es un conflicto universal que no es fácil de comandar y resolver, que el actual gobierno, más allá de todo lo que se pueda opinar en contra o a favor, llevó y continúa sobrellevando adelante una situación inédita, tratando de priorizar la salud ante cualquier otro esquema, con falencias, aciertos, defectos y virtudes, aunque el virus, aún, no deje de llevarse gente, a diario, en forma mayor o menor; pero que todos los políticos que participaron del desastre que fue el gobierno anterior, que ejecutaron durante cuatro años y que acaban de dejar hace 24 meses, quieran dar cátedra de lo que hay que hacer, es realmente chistoso y penoso a la vez. Antes de hablar, deberían rendir cuentas de la mega deuda millonaria en dólares que crearon, pidiendo plata de manera irresponsable y arrastrando a nuestro país (en realidad, a todos nosotros, los ciudadanos), a una obligación impagable, que lo único que hizo fue ampliar la pobreza y el desnivel comunitario. El ejército de periodistas que ha sido cómplice de semejante fraude y continúa generando división y odio a un sector de la población, también es responsable del descalabro y la desgracia que sufrimos hoy, así que, más allá de las simpatías y antipatías ideológicas que puedan existir, la gente que tanto insulta, denigra, ofende y se ofende, debería hacerse cargo de lo que les corresponde, aunque, lamentablemente, ya sabemos que existe un segmento de argentinos que tiene muy frágil memoria y muy poco decoro a la hora de asumir las cosas con madurez, sensatez y seriedad. Los hijos del rigor, no necesariamente deben transformarse en hijos de cualquier otra cosa con tal de lograr su objetivo y darse cuenta que hay tiempos y circunstancias para llevar agua a su molino. No sería ésta la ocasión más oportuna para llevarlo a cabo, aunque, en el fondo, es como pedir peras al olmo.

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