Ver, escuchar y leer los conceptos, pensamientos y sentencias cargadas de odio, evacuadas por un segmento de ciudadanos argentinos que, evidentemente, llevan dentro suyo mucha materia fecal contenida, da verdadera lástima, repulsión y tristeza a la vez. Cada uno es libre de opinar, creer y expresar lo que quiera, para eso estamos en Democracia, pero de ahí a expulsar tanto veneno contra una ideología, una convicción, o todo lo que no esté en concordancia con su mirada, primero, provoca demasiada pena, después, abundante rechazo, y, por último, inmensa angustia, por saber que uno está rodeado de personas que sobrellevan una carga excesivamente sombría en su interior, profundamente lúgubre, tan arraigada a su alma. Todo ese rencor acumulado y antipatía exacerbada, no hace otra cosa que generar más que enemistad, rabia y repudio por quienes estamos en las antípodas de eso, que intentamos atemperar contradicciones, acercar discernimientos e intentar entendimientos que, por lo visto, son casi imposibles de lograr, y lo digo con tristeza y con angustia. Si continúan con su odio a cuestas, allá ellos y ellas; seguramente, bastante tendrán con esa carga sobre sus hombros. Yo, prefiero transitar el camino opuesto, con la convicción de lograr algo mejor para nuestros hijos, nietos y descendencias futuras.
MOTIVO
Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)
viernes, 20 de octubre de 2023
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