En la
edición de hoy de “Miradas al Sur”, el músico Alejandro Medina, pionero del
rock argentino, integrante del mítico grupo “Manal” que inició su camino
artístico en los años ´60, reconocido bajista que también participó de “La Pesada del Rock and Roll”, “Aeroblus”
y “La Metropolitana ”,
entre infinidad de grabaciones como sesionista de discos emblemáticos de
nuestra música nacional, opinó lo siguiente:
Al rock argentino lo han matado. Casi no existe más. Está
dominado por los sellos y las productoras. El que no entra en ésa se queda
aislado. No se puede notar si hay evolución en el rock porque siempre son los
mismos y en la mayoría de los casos suelen hacer siempre lo mismo. Mientras
tanto los pioneros y los talentosos van muriendo, están mal o directamente se
retiran.
A las empresas discográficas ya no les interesa vender discos. Y menos de bandas de rock. Van a lo fácil, a lo más comercial e intentan sacar tajada de los shows. Parece que volvimos a los tiempos del Club del Clan, el folklore y la música romántica. A lo sumo incorporaron un pop meloso.
Si no salís en la televisión o en la radio no pasa nada. Yo soy Alejandro Medina, tengo un nombre, el respeto de mis colegas, pero no vienen a verme más de 200 personas. Soy feliz con eso, pero me da mucha tristeza las pocas posibilidades de los que están empezando. Pareciera que se ha perdido el legado de Almendra, Manal, Los Gatos, Moris y un montón de gente más.
No hay lugares para tocar. El juego está en manos de muy pocos para los que es negocio y justamente no son los músicos. Yo no voy a pagar para tocar en el Cosquín Rock. No tengo la guita que piden y no me parece que corresponda. Pero yo no me voy a cruzar de brazos. De última tocaré en mi casa para 70 tipos y les daré de comer.
Hoy Divididos hace rock, Almafuerte también y pocos más. Calamaro no es rock, Charly García tampoco. Cordera hace cumbia. Prendés la tele, ves el programaLa
Viola y cada vez se parece más a Grandes Valores del Tango
con Silvio Soldán. ¿Cómo puede ser que la estrella sea el periodista?
Si hasta teníamos jubilación y el miserable de (Mauricio) Macri nos la sacó.
Yo creo que todo esto va a cambiar. Pero no sé si lo voy a ver.
A las empresas discográficas ya no les interesa vender discos. Y menos de bandas de rock. Van a lo fácil, a lo más comercial e intentan sacar tajada de los shows. Parece que volvimos a los tiempos del Club del Clan, el folklore y la música romántica. A lo sumo incorporaron un pop meloso.
Si no salís en la televisión o en la radio no pasa nada. Yo soy Alejandro Medina, tengo un nombre, el respeto de mis colegas, pero no vienen a verme más de 200 personas. Soy feliz con eso, pero me da mucha tristeza las pocas posibilidades de los que están empezando. Pareciera que se ha perdido el legado de Almendra, Manal, Los Gatos, Moris y un montón de gente más.
No hay lugares para tocar. El juego está en manos de muy pocos para los que es negocio y justamente no son los músicos. Yo no voy a pagar para tocar en el Cosquín Rock. No tengo la guita que piden y no me parece que corresponda. Pero yo no me voy a cruzar de brazos. De última tocaré en mi casa para 70 tipos y les daré de comer.
Hoy Divididos hace rock, Almafuerte también y pocos más. Calamaro no es rock, Charly García tampoco. Cordera hace cumbia. Prendés la tele, ves el programa
Si hasta teníamos jubilación y el miserable de (Mauricio) Macri nos la sacó.
Yo creo que todo esto va a cambiar. Pero no sé si lo voy a ver.
Yo creo que sí voy a ver el
cambio al cual se refiere Alejandro Medina, porque intuyo una movilización espontánea, natural de muchos jóvenes
músicos que de una u otra manera, están empezando a modificar la triste
realidad en la que estamos inmersos los artistas de un buen tiempo a esta
parte.
Coincido totalmente con el
pensamiento de Medina y no solo lo limito al rock, como él expresa, sino que a
mi criterio, la música en general está en crisis. Y muchos de los culpables
para que esto suceda, son los que ocupan altos cargos en la industria cobrando
suculentos sueldos, solo por ser gerenciadores de decisiones de unos pocos que
en lo último que piensan es en el arte y talento de los músicos.
Todo está regido por el
marketing, el impacto y los resultados económicos, dejando de lado lo más
importante que tiene el mundo musical: la inspiración espontánea de los
artistas, el sentimiento genuino del intérprete o compositor. Hoy, es casi
imposible para alguien que comienza su carrera basando su camino en lo que
siente verdaderamente, sea solista, dúo, trío o banda, trascender más allá de
su núcleo de gente conocida, porque justamente los que se encargan de tomar determinaciones,
se fijan en el éxito inmediato o el efecto mediático que puedan provocar. Y si
bien siempre hay oportunistas o gente sin escrúpulos que acepta esas
condiciones con tal de figurar o ganar plata rápida, lo bueno es que existe una
gran cantidad de artistas jóvenes que generan su propia fuente de trabajo con
mucho esfuerzo y sacrificio, sí, pero que a la larga o a la corta, terminarán
doblegando la insensibilidad actual que hoy manda en el mercado.
Internet, las bajadas gratuitas,
la piratería y el acostumbramiento de tener música a precios muy bajos o sin
costo, no ayudan a mejorar el problema, pero seguramente, el tiempo y algunas
alternativas que van a ir surgiendo por decantación propia, acomodarán las
cosas en ese aspecto.
Soy optimista porque creo en la
fuerza de la juventud y porque esa misma necesidad que tienen los pibes de
desarrollar sus capacidades y talentos, harán que los elementos se reubiquen
donde corresponden en cuanto a producción, crecimiento, difusión y progreso musical.
La gran mediocridad que existe en
los medios masivos tampoco favorece mucho a fomentar un impulso de la música en
la actualidad, pero la proliferación actual de realities musicales que se basan
en la ilusión de la gente que necesita darse a conocer vocalmente a nivel
popular, puede llegar a ser el inicio del cambio que los que disentimos con
este presente tan vapuleado, pretendemos modificar.
El tema es muy largo y complejo
de resolver, pero como dice el refrán: “No hay mal que dure cien años” y si
bien algunos afirman que el tiempo es el mejor aliado para olvidar y utilizan
ese otro dicho que reza: “El tiempo lo cura todo”, yo no estoy de acuerdo con
esa apreciación, ya que mi impresión personal sobre dejar pasar mucho tiempo
sin resolver conflictos, puede hacernos más daño aún. Y un gran porcentaje de
la juventud que siente la música como inspiración de su vida para dedicarla a
ella, probablemente sea quien transforme y enmiende este triste presente
musical.
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