RESPETARSE Y HACERSE RESPETAR

En la actualidad, más que nunca, estamos regidos por lo que nos imponen los medios masivos, por los parámetros que nos marcan los “líderes de mercado”, por lo que nos quieren vender. La imagen es muy importante para todo. Pareciera ser que lo que uno representa en aspecto, lo es en efecto y no siempre suele ser así. Sería larguísimo ponerme a desarrollar los vaivenes que contienen las ideas de un lado y del otro sobre qué está bien hacer y qué está mal, qué es incorrecto y qué lo correcto, qué vale y qué no sirve. Sería extenso y tedioso para este espacio y momento, ya que a lo que me quiero referir es a un tema que tiene que ver, en algún punto, con el inicio de mi texto donde planteo un dominio de lo que consumimos cotidianamente a través de lo que se aparenta y lo que se es verdaderamente.

Mi amigo Pepe Monje, que además de ser actor, es también inquieto, luchador, emprendedor, tuvo una idea para un programa televisivo donde el eje de la trama se centraba en historias de amor y vida íntimamente relacionadas con el mundo de los bomberos. Junto a la reconocida guionista Adriana Lorenzón, escribieron y produjeron un “piloto” para dar muestra de la idea y la historia en imágenes. Con esfuerzo personal y económico, realizaron la grabación del llamado “trailer” con el apoyo de los Bomberos Voluntarios de La Boca y participación de Juan Palomino, Jorge Takayima, Maximiliano Guerra, Cecilia Bonelli, Carlos Kaspar, Jorgelina Aruzzi, Luis Machín, Chino Darín y el mismo Pepe, entre otros.

Conociendo los pormenores de la televisión actual, donde presupuestos y decisiones son manejados por unos pocos con posibilidades concretas de proyección y realización, ese “demo” del ciclo titulado “Fuego en tu boca”, pasó por varios canales y productoras para intentar la aprobación y posterior concreción del programa. Sin estar interiorizado de las negociaciones, imagino que una opción concreta podría haber sido la de Pol-ka por el hecho de trabajar muchos años en la productora y la estrecha relación que une a Pepe con Adrián Suar, con quien se iniciaron juntos actuando desde muy chiquitos en “Pelito”, Canal 13, emisora que hoy dirige artísticamente el mismo Adrián. Podría haber sido un motivo importante para comentar y/o mostrarle ese resumen fílmico realizado como muestra y adelanto de la idea original. Todo esto sucedió durante el año pasado y lamentablemente, “Fuego en tu boca”, aún no pudo llevarse a cabo ni tener aire en ningún canal.

Lo llamativo y sorprendente del caso, es que hace dos días se estrenó en Canal 13 “Sos mi hombre”, una telenovela diaria que se emite en horario central y compite directamente con el exitoso tandem nocturno de Telefe, que lidera la audiencia este año, con la misma temática estructural de lo escrito por Lorenzón y Monje. Demasiadas similitudes y coincidencias en la trama central y eje del ciclo producido por Pol-Ka con lo realizado y presentado por Pepe Monje y Adriana Lorenzón.

No es la primera vez que Suar es acusado de plagio, ni tampoco es noticia que ha tenido que enfrentar juicios y demandas por apropiarse de ideas ajenas para presentarlas como propias. Tampoco es nuevo que Adrián es un exitoso productor televisivo, de gran capacidad de trabajo, intuitivo, simpático, entrador, hábil y ambicioso, que lo llevó a ser el  reconocido Gerente Artístico de Canal 13 desde hace más de una década.

La vida tiene muchas idas y vueltas, los destinos son muchas veces buscados y otras no tanto, las actitudes profesionales, a veces son consecuencia de las personales y las miserias humanas están a prueba a cada instante de nuestro camino. Está en nosotros saber cómo y por qué obrar decentemente, frontalmente, genuinamente y también por qué y cómo no hacerlo. Sin dudas que cada uno es responsable de sus actos y conductas en esta hermosa vida que nos toca en suerte y también somos los encargados de proceder como nos dicta el corazón y el alma. A mi entender, lo importante es ser conscientes de la significación que tienen para nuestros hijos esos comportamientos y el legado que les dejaremos como enseñanza a partir de nuestras actitudes y estilos.

Si bien, las ideas pueden surgir espontáneamente en unos y otros y muchas veces, también pueden coincidir en tiempos y espacios, es por lo menos llamativo, que la nueva producción de Pol-ka se asemeje tanto a la historia original de Pepe Monje y el guión de Adriana Lorenzón con tan cercanos puntos de contacto. 

En este caso, lo esencial no es invisible a los ojos como declaraba el personaje de Saint Exupery en “El Principito”, sino todo lo contrario, además de ser visible a los ojos, lo esencial de este proceder triste y ladino, también lo es al espíritu y al alma.

Y volviendo al inicio del comentario, no siempre se es lo que se aparenta, no siempre las personas son lo que demuestran ser, no siempre lo que se tiene es consecuencia de buenos accionares y no siempre lo que se ostenta es resultado de nobles comportamientos.

Me solidarizo con mi amigo Pepe Monje y con Adriana Lorenzón, a quien no conozco personalmente y apoyo la idea de respetarse a sí mismos y hacerse respetar como corresponde a todo ser bien nacido, bien enseñado y bien aprendido. Una de las cosas más importantes que tenemos los seres humanos es nuestro poder de decisión, de ser responsables de nuestros actos y afrontar con seguridad determinaciones y conductas que concuerden con nuestro pensamiento y esencia. En este caso puntual, se refleja claramente quién es lo que verdaderamente es y quién es lo que aparenta ser que no es.

AMISTAD DE AÑOS

Ellos formaron parte de uno de los éxitos más resonantes de la década del ´80 en la televisión argentina cuando todavía eran jóvenes adolescentes. El ciclo se llamó “Pelito”, Adrián Suar personificaba a Martín, Pepe Monje a Nico y junto a una serie de chicos entre lo que se destacaban mis queridos Claudia Flores y Emiliano Kaczka, estaban Solange Mathou, Leandro Martínez, Guido Kaczka, Gustavo Bermúdez, Analía Kaczka, Damián Canavezzio, Carina Terén, Gabriel Bauducco, Paula Dougan, Jorge Pollini, Walter Gómez, Leonardo García, Aldo Morales y Julián Weich, entre otros.

Ese trabajo en común que duró tres años, los unió no solo profesionalmente sino también en forma personal y su amistad fue creciendo en la medida que el tiempo pasaba.

Sus carreras actorales fueron paralelas y disímiles entre sí tanto como sus respectivas formaciones artísticas. Pepe, egresado del Instituto Vocacional de Arte “Lavarden” y Adrián, intuitivo, simpático y perspicaz actor autodidacta.

El fuerte vínculo amistoso se acrecentó con los años y compartieron ese lazo con otros amigos en común, entre los cuales estaba yo. Hubo una época de nuestras vidas en que formamos un grupo amistoso fuerte y sólido, donde además de conectarnos profesionalmente, convivíamos cotidianamente como amigos jóvenes que éramos.

El “clan” (por llamarlo de alguna manera) o “La Familia Motoneta” (por mencionar un título divertido con el cual nos denominábamos alegremente) estaba formado por Adrián, Pepe, Fabián Gianola, Leo Sbaraglia, Roberto Antier, Pablo Rago, Diego Torres y yo como base central de esa comunidad amistosa a la que se sumaban en distintos momentos otros amigos como Juan Darthés, Carlos Evaristo, Ricardo Darín, Gustavo Bermúdez y sus respectivas novias y mujeres.

Compartimos muchísimos e inolvidables momentos juntos y tanto Adrián como Pepe eran de los más cercanos a mi afecto por aquellas épocas. Pepe lo sigue estando, Adrián, ya no. Las distintas circunstancias que la vida nos presenta, hacen que a veces uno se sienta defraudado por algunas personas que ha querido mucho y otras veces, visibles actitudes y posturas tomadas frente a situaciones puntuales, hacen que esa decepción se acreciente por el sentimiento de cariño que supuestamente era mutuo.

Nunca nadie me ha sentido hablar de Adrián Suar públicamente, ya que no tengo por qué hacerlo ni tampoco creo que corresponda referirme a él, más allá de reconocer su capacidad de superación, habilidad comercial, simpatía suprema y gran valor para modificar la manera de hacer ficción en nuestro país. Todas estas virtudes, las ha sabido coordinar y emplear para lograr el posicionamiento que tiene dentro del medio actual como gran productor que es, exitoso actor de taquilla y sostenido gerente de programación de uno de los canales líderes de audiencia durante algo más de una década. En lo personal, sentí mucho cariño por él y creo habérselo demostrado firmemente en muchas etapas de nuestra relación de amistad. Una de mis prioridades en la vida es enaltecer a mis amigos porque creo que el sentimiento de amistad es de los más nobles que tenemos cuando es genuino y verdadero y si uno elige a un amigo con el corazón, corresponde actuar a la altura de ese afecto. No siempre es recíproco ese pensamiento y accionar, porque no todos somos iguales y a veces, con dolor, uno descubre que esa nobleza que creía en el otro, no es tal.

Tengo defectos como cualquiera, podré gustarle más a unos que a otros, soy un tipo que me muestro y me brindo tal cual soy, siempre, y uno de mis orgullos es poder mirar a los ojos a cualquiera sin tener que bajar la vista. Respeto mi dignidad y mi moral aunque eso me cueste muchas veces angustias y pesares, por eso creo que cuando uno pierde la esencia o distorsiona los valores primitivos de su raíz, está traicionando su alma o de lo contrario, estuvo mostrando algo que ciertamente no era.

Mi sentimiento por Pepe Monje lo pueden leer en este mismo blog con el título “Te quiero, Pepín” que le dediqué hace exactamente 23 días atrás.

Ellos, Pepe y Adrián, también han tenido encuentros y desencuentros entre sí y más allá de lo público, solo ellos sabrán los pormenores de su amistad personal y su relación profesional, pero en este caso puntual que ha surgido a partir de este conflicto, soy testigo del empeño, el entusiasmo y preparación del proyecto de Pepe que desde hace años viene elaborando.
Soy consecuente con mi forma de pensar y continúo apoyando y enalteciendo la verdad, la honestidad y el valor de la palabra, aunque en los tiempos que corren, pareciera estar en desuso.