La Navidad genera unión familiar, permite reflexionar y
valorar los afectos. En lo personal, la pérdida de mi madre, sensibiliza más la
introspección y hace que comparta un pensamiento del Papa Francisco, a quien
ella veneraba, que dice: “Así como antes de nacer nos esperaban quienes nos
amaban, ahora nos espera el Amor mismo. Y si nos esperan en el cielo, ¿por qué
vivir con pretensiones terrenales? ¿Por qué perder el tiempo quejándose de la
noche mientras nos espera la luz del día?” Elevado concepto que debería
servirnos para darnos cuenta de las cosas realmente importantes de la vida.
¡FELIZ NAVIDAD!
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