Más allá de mi situación familiar, del hecho de despedir
a mi madre y estar pasando momentos tristes, vivir en una época donde,
ineludiblemente, tenemos que acostumbrarnos a tomar la muerte como algo
frecuente y habitual, es, como mínimo, bastante desalmado y demasiado virulento.
Es evidente que la gente nace y muere, obviamente, y que, en todas las épocas,
las pérdidas son dolorosas y desgraciadas, pero esto de ser testigos, a diario,
de fallecimientos de personas allegadas, conocidas y/o cercanas, es muy pesaroso.
Armando Manzanero, además de ser un autor y compositor eminente, creador de
canciones inmortales, dínamo del romanticismo más directo y natural, fue un
hombre que equilibró su talla artística con su Don de gente. Este año funesto
se ha llevado muchísima gente, no solo por Covid19, sino, también, como
consecuencia del encierro por la Pandemia, que ha disparado diversas patologías
y otras enfermedades que terminaron con la vida de muchos, que, en otras circunstancias,
quizás, estarían vivos. Muy desdichado, luctuoso y fatídico para despedir este
año como uno más… Ojalá, el 2020 que termina, no se vuelva a repetir en ninguno
de los aspectos y que la vida que nos toque en suerte desde el 2021, vuelva,
aunque sea un poco, a ser parecida a lo que era. Deseo, fervientemente, mucha
salud universal. Disfruten la vida en todo momento y en todo lugar, todo lo que
puedan, porque eso de que “pasa rápido”, es tan simbólico como verdadero.
ARMANDO MANZANERO – 1935-2020 – Q.E.P.D.
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